"¡Yo... no me he casado!"
"¿Tienes novia?"
"¡No!", repuso, haciendo un ademán de negación con la cabeza.
"¡Qué coincidencia! ¡Yo tampoco tengo pareja! Soy cardióloga y trabajo en un hospital. ¿Y tú?"
"Trabajo en la Oficina del Presidente", respondió, al tiempo que su mirada alegre se cruzaba con la de ella. Ambos guardaban silencio, como si hubiera un viejo conflicto de sentimientos que sacara chispas.
Alicia también lo notó. Ella no esperaba que Hugo encontrara a la chica que quería en su banquete de celebración, ni que su querida y buena hermana también pudiera encontrar su felicidad.
"¡Quizás tenga cierto sentimiento!" De repente, a Alicia la embargó un sentimiento de soledad. A pesar de que estaba rodeada de amigos, experimentaba una sensación de vacío que hasta entonces le era desconocida. Estaba pensando en un hombre. Un hombre que era lo suficientemente cruel como para mantenerla en este mundo.
Entonces se llevó a la boca la copa de vino que sostenía en la mano.