El cielo nocturno se asemejaba a una enorme red que cubría todo el país y ella no tenía una buena visibilidad mientras conducía el automóvil. Ella miraba al frente con ojos ardientes, mientras avanzaba lo más rápido posible hacia la dirección que Brock le había indicado.
Mientras conducía por las concurridas calles de la capital, de repente recordó que el automóvil le pertenecía a Farid. Debía haber un dispositivo de rastreo en él y ella no podía permitir que sus padres corrieran peligro, así que decidió cambiar de automóvil.
Vio un automóvil estacionado al costado de la carretera y procedió a ejecutar una acción desesperada. Su conductor, un hombre joven que estaba fumando, se había detenido a descansar. Ella detuvo el automóvil a su lado y caminó hacia él. De repente el hombre vio que aquella mujer, esbelta y alta, se aproximaba a él. Al ver que ella llevaba una chaqueta negra, aquel hombre se sorprendió.