Ji Jing necesitaba aprender más y era capaz de luchar solo en el futuro. Ji Tianci quería entrenarla para unirse al grupo de la familia Ji y convertirla en una líder sobresaliente. Esto fue lo que hizo Ji Tianci.
También demostró que, como hijo adoptivo, no quería ocupar la empresa Ji. Si algún día pudiera dejarlo ir, pondría todo el Grupo Ji en manos de Ji Jing y la convertiría en la persona a cargo de esta empresa.
Sin embargo, era imposible para una chica que acababa de empezar a dedicarse a la gestión empresarial.
La vida de Ji Jing parecía haber tomado otro rumbo, separada de su vida ordinaria y restringida original, y abierto un nuevo futuro.
En un abrir y cerrar de ojos había pasado un año. Ji Jing tenía 22 años. En su cumpleaños, Ji Tianci le había enviado un segundo auto. Sabía conducir y se atrevió a conducir. La condición del anciano se había estabilizado. Gracias a la compañía de su familia, incluso el médico había visto un milagro.