En una familia tan prominente, rica y con tanta propiedad, era esencial.
Después de la cena, el viejo maestro He le pidió a He Lingchu que fuera solo al estudio. Los ojos de He Haiyi estaban llenos de celos.
A su lado, su padre le dio una palmadita en el hombro, indicándole que no debía mostrarlo claramente.
He Haiyi apretó los dientes para sus adentros. Era evidente que su abuelo tenía prejuicios contra He Lingchu. He Lingchu acompañó a su abuelo a su estudio. El anciano ya tenía ochenta y tres años. Se había cuidado bien y estaba de buen humor. Sus pensamientos también eran muy claros.
He Lingchu lo ayudó a sentarse en el sofá. El viejo maestro He se paró sobre su bastón y le dijo: "¡Ling Litchi! ¡Siéntate! El abuelo quiere hablar contigo a solas".
—Abuelo, ¡adelante, por favor! —He Lingchu escuchó atentamente.