La familia Giltstone le rodeó el cuello con los brazos, le levantó los dedos de los pies y le besó la herida con suavidad. "Recuerda, no bloquees el arma a nadie casualmente en el futuro. Quiero que estés bien".
La mirada profunda de He Lingchu se posó en su rostro. "Por ti, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa".
Gong Yuning sintió calor en su corazón y se acurrucó en sus brazos. Al mirar por la ventana la interminable vista del mar, sintió calor.
He Lingchu le tomó la mano y le dijo: "Te llevaré a comer algo. Vamos a dar un paseo".
—¡Bien! ¡Está bien! —Gong Yuning asintió. Con él, todo el tiempo se había vuelto maravilloso.
Los dos fueron al restaurante donde solían sentarse, jugaron en la terraza y consideraron esta luna de miel como un recuerdo.
Pero ahora, la sensación se había vuelto maravillosa. He Lingchu había traído suficientes guardaespaldas para garantizar su seguridad.