Ye Yanxi se quedó mirando la palabra "esposa" y se rió tontamente por un rato. Ella respondió: "Está bien, te esperaré. No apagues tu teléfono. Quiero encontrarte en cualquier momento".
"¡Bueno!"
En ese momento, el gimnasio de boxeo a cien kilómetros de distancia ya estaba iluminado. Ya se esperaba con ansias el Torneo de Desafío que se celebraba todos los meses. Les gustaba sangrar y luchar ferozmente. Solo así podían darle a este grupo de espectadores una especie de placer y una especie de alivio para aliviar la presión.
En el salón, los concursantes que estaban a su lado ya se preparaban para la competición. Todos se miraban entre sí como si estuvieran viendo a un enemigo de tres vidas.
Echar una mirada más podría despertar el fuerte deseo de luchar del oponente.
En ese momento, los dos concursantes comenzaron a hacer su movimiento. El organizador envió de inmediato a alguien para separarlos.