La Semilla de la Discordia

La paz en Neo-Veridia, forjada con tanto esfuerzo, no era inmune a las corrientes ocultas de la ambición humana. Han pasado cinco años desde la caída de Aethel, y aunque el Consejo del Equilibrio, liderado por Sif, gobernaba con sabiduría y la energía del Núcleo del Éter fluía libremente, nuevas grietas empezaron a aparecer en la fachada de la armonía.

La semilla de la discordia se sembró con la aparición de la "Purificación Estelar", un movimiento emergente que abogaba por un uso más "eficiente" y "controlado" del maná. Sus líderes, carismáticos y elocuentes, predicaban que la libertad total de maná había llevado a la "decadencia" de las artes arcanas superiores y que la sobreabundancia de energía estaba debilitando a la población. Secretamente, deseaban volver a una estructura jerárquica, similar a Aethel, donde el poder del maná estuviera en manos de unos pocos "elegidos".

Kael, en una de sus exploraciones del éter, había notado los primeros signos. En los márgenes de los flujos de maná, donde la energía se dispersaba, veía cómo pequeños nodos de distorsión se formaban. No eran Horrores del Vacío, sino algo más sutil: "Ecos de Desequilibrio", fragmentos de maná que habían sido corrompidos por intenciones negativas, volviéndose inestables y discordantes. Eran el reflejo de la creciente inquietud en la ciudad.

"Es como si la gente estuviera olvidando las lecciones del Vacío", comentó Kael a Sif una tarde, mientras analizaban los datos. "Están tan acostumbrados a la abundancia que empiezan a buscar atajos, una forma más 'fácil' de acceder al poder."

Sif, sentada en la sala del Consejo, con la luz del Núcleo del Éter proyectada en una mesa holográfica, asintió con preocupación. "La Purificación Estelar está ganando tracción. Sus argumentos, aunque falaces, resuenan con aquellos que sienten que el 'libre flujo' ha diluido el verdadero potencial del maná. Algunos incluso sugieren que la condición de Elara es una debilidad que frena nuestro avance."

Elara, ahora una respetada mediadora en la Academia del Maná, sintió el cambio más que nadie. Su conexión única con el Vacío le permitía sentir las fluctuaciones emocionales de la ciudad, y la creciente disonancia la angustiaba. Había un zumbido de desconfianza, una tensión latente bajo la superficie de Neo-Veridia.

"Hay una energía... extraña, en las Academias", le confió Elara a Kael un día. "Algunos estudiantes, influenciados por la Purificación Estelar, están experimentando con formas de maná que buscan 'subyugar' el éter, en lugar de armonizarlo. Es peligroso. Es lo que llevó a Arion al Vacío."

La cumbre de la Purificación Estelar se anunció en el Coliseo de Éter, una majestuosa estructura construida para eventos pacíficos de maná. Pero esta vez, el ambiente era diferente. Kael y Sif, junto a los principales miembros del Consejo del Equilibrio y la Vigilante del Equilibrio de los Custodios, asistieron como observadores.

El líder del movimiento era un ex-erudito de Aethel, un hombre llamado Seraphim, que irradiaba un aura de poder y convicción. Su voz resonó por el Coliseo, amplificada por el maná.

"Hemos olvidado el propósito del maná", proclamó Seraphim. "No es una herramienta para la complacencia, sino un don divino para aquellos dignos de empuñarlo. La Gran Fractura fue un recordatorio de nuestra debilidad. Debemos purificar el maná, domarlo, y solo los más fuertes pueden guiar a Neo-Veridia hacia su verdadera grandeza."

Sus palabras, llenas de retórica seductora, comenzaron a ganar aplausos. La gente, acostumbrada a la comodidad, empezaba a creer en la promesa de un poder sin esfuerzo, de una élite que los protegería y guiaría.

Sif se levantó, su voz clara y firme. "El equilibrio no es debilidad, Seraphim. Es la fuerza. La historia de Aethel y Arion nos enseñó el peligro del control absoluto."

Seraphim sonrió, una sonrisa fría. "La historia es contada por los victoriosos, Sif. Pero el verdadero poder está en la purificación. Proponemos un "Enlace Estelar", una red de nodos de maná que centralizará el éter, permitiendo una gestión eficiente y una purificación constante. Solo así evitaremos la decadencia y el caos."

Los Custodios, presentes en la cumbre, sintieron la vieja amenaza. Un "Enlace Estelar" era una versión glorificada de los viejos sistemas de Aethel, diseñada para canalizar el maná hacia una autoridad centralizada, socavando el libre flujo y el equilibrio.

Fue entonces cuando sucedió. Mientras Seraphim hablaba, un Eco de Desequilibrio masivo se manifestó en el centro del Coliseo. No era un Horror del Vacío, sino una distorsión de la realidad misma, un vórtice pulsante de maná discordante que crecía rápidamente, alimentado por la tensión y las intenciones negativas en el ambiente. El público gritó, presa del pánico.

Seraphim, lejos de asustarse, sonrió con malicia. "¡Miren! La prueba de que el maná libre nos traiciona. Solo la purificación puede domar esto." Con un gesto, liberó una ráfaga de maná brillante y "puro" hacia el Eco, esperando destruirlo.

Pero el Eco no se disipó. En cambio, absorbió la energía "pura" de Seraphim, creciendo aún más, sus bordes retorciéndose con una oscuridad sutil. Era el resultado de la manipulación, no de la armonización.

Kael se lanzó hacia adelante, invocando un Campo de Silencio, la extraña energía nula que había descubierto luchando contra Arion. Intentó neutralizar el Eco, pero su tamaño era inmenso. El Eco vibraba, lanzando ondas de pánico y desconfianza que afectaban a todos los presentes.

Fue Elara quien reaccionó. Observando el caos desde la tribuna, sintió la discordancia del Eco en lo más profundo de su ser. No era un ataque que pudiera contrarrestarse con maná. Necesitaba armonizarlo, no destruirlo. Cerró los ojos, y un suave pulso de Vacío Armonizador emanó de ella. No era ausencia, sino una fuerza que absorbía el caos, que buscaba el equilibrio en la disonancia.

Mientras Elara trabajaba para calmar el Eco, Kael y Sif se enfrentaron a Seraphim, que intentaba tomar el control de la situación.

"¡Estás creando el mismo peligro que dices combatir!", exclamó Sif, lanzando una Onda de Armonía con su guantelete, que chocó con las barreras de maná de Seraphim.

Seraphim rio. "Ustedes están ciegos. El caos es inherente al libre albedrío. Yo traigo el orden." Y con un movimiento, una energía brillante, pero fría, envolvió al Eco. No buscaba armonizarlo, sino contenerlo, aprisionarlo para usarlo como una demostración de su propio poder.

Kael lo vio. Seraphim no quería destruir el Eco, sino controlarlo, usarlo para manipular a la población y demostrar la "necesidad" de su Enlace Estelar. Era el mismo camino que había tomado Arion, disfrazado de una nueva ideología.

La lucha se intensificó. Kael, usando sus Tejidos de Sombra con una precisión inaudita, se movió entre los Espectros de Seraphim, desarmando sus sistemas de maná sin recurrir a la fuerza bruta. Sif, con el apoyo de la Vigilante del Equilibrio, que había activado un antiguo Canto de Purificación con los demás Custodios, canalizó la energía pura del Coliseo para contrarrestar la influencia de Seraphim.

Mientras tanto, Elara, con una concentración asombrosa, continuaba su trabajo. El Eco, antes un torbellino de caos, comenzó a encogerse, a calmarse, sus energías discordantes siendo absorbidas por su propio Vacío Armonizador. La demostración del poder de Seraphim se desvanecía ante los ojos de la multitud.

Finalmente, el Eco se disipó por completo, dejando solo una tenue brisa. Elara se desplomó, exhausta, pero con una sonrisa de alivio. La gente en el Coliseo, que había presenciado la peligrosa manifestación del desequilibrio y la armonización de Elara, comenzó a ver la verdad.

Seraphim, con sus planes expuestos y su "demostración" fallida, intentó un último acto desesperado. Lanzó una ráfaga de energía directa a Elara. Pero Kael, anticipándose, se interpuso, creando un Escudo de Sombra Absoluta que detuvo el ataque y lo devolvió a Seraphim, que se vio envuelto en su propia energía corrupta y fue neutralizado.

El Coliseo quedó en silencio, roto solo por los vítores que comenzaron a extenderse. No eran vítores de victoria militar, sino de comprensión. La gente había visto la verdad: el verdadero poder no residía en el control forzado, sino en el equilibrio y la armonía.

La Purificación Estelar se desmoronó tan rápido como había surgido. Seraphim y sus seguidores fueron llevados ante el Consejo del Equilibrio, donde se les dio la oportunidad de reeducarse en los principios del maná, no como prisioneros, sino como aprendices.

Neo-Veridia había enfrentado una nueva prueba, una interna, que amenazaba con deshacer años de progreso. Pero al final, la verdad, la valentía de Kael y Sif, y la sabiduría inquebrantable de Elara habían prevalecido. El futuro de Neo-Veridia ahora parecía más brillante que nunca, porque sus cimientos estaban arraigados no solo en el maná, sino en la inquebrantable búsqueda del equilibrio en todas las cosas. La historia de la ciudad no era solo una de batallas, sino de constante crecimiento y aprendizaje.

¿Te gustaría explorar cómo Neo-Veridia aplica estos principios de equilibrio en su expansión o interacción con el mundo exterior en un próximo capítulo?