La atmósfera en Nyx Collective había cambiado.
Todos estaban nerviosos, corriendo como si tuvieran mil cosas que hacer.
Todo era por el nuevo jefe.
La noticia se había extendido como pólvora de que podría aparecer en cualquier momento para una inspección, y lo último que alguien quería era parecer desprevenido.
Savannah lo había estado metiendo en la cabeza de todos: nada de errores.
La oficina tenía que estar impecable. Después de que el equipo de limpieza hubiera hecho sus rondas por la mañana, todos teníamos que revisar todo de nuevo, comprobando cada rincón, cazando cada hormiga y sus parientes.
Entré a la oficina esa mañana y, al instante, la atmósfera se sentía extraña.
Quiero decir, más extraña de lo habitual.
Todos se apresuraban a ordenar sus escritorios, pero las miradas que me lanzaban eran... raras.
Sorprendí a algunas personas mirándome, con rostros tensos, como si estuvieran a punto de decir algo pero se contuvieran.