En ese momento, cuando las palabras de William resonaron por el gran salón, un pesado silencio cayó sobre la sala.
La suave música de fondo se desvaneció en un murmullo distante en los oídos de todos. Todos los ojos estaban abiertos de par en par, las bocas ligeramente entreabiertas, y las posturas rígidas por la incredulidad.
—¿Qué acaba de decir William?
Nadie se movió, ni siquiera los camareros que habían estado caminando por los pasillos con bandejas plateadas. Era como si toda la sala hubiera quedado congelada por esa única revelación.
¿La familia Victor no iba a entregar el mega contrato esta noche? ¿Aún no habían seleccionado a James?
Y peor aún... ¿el contrato seguiría abierto por otro mes más?
La gente comenzó a susurrar entre sí en tonos bajos y urgentes, sus voces cargadas de confusión e incredulidad.
Así no era como debía suceder. No, no era así como habían oído hablar de ello.