La Realidad

En Lancaster Global Holdings,

La sede de Lancaster Global Holdings se alzaba como una fortaleza de poder. El silencio resonaba como autoridad. Cada centímetro susurraba control. Y una entrada que no da la bienvenida, sino que advierte.

Al entrar en uno de los edificios de oficinas más prestigiosos y poderosos, Enrique no se inmutó, incluso sin cita previa y sin un asistente a su lado.

Sacó sin esfuerzo su billetera de su blazer y extrajo su tarjeta. De pie frente a la recepcionista, dijo:

—No tengo una cita con el Presidente Lancaster.

La recepcionista estaba a punto de disculparse y rechazarlo, pero el logotipo en la tarjeta llamó su atención. La volteó, entrecerrando los ojos al ver el nombre.

Inmediatamente, adoptó una sonrisa profesional.

—Señor, por favor espere mientras hago una llamada.

Enrique simplemente asintió y se sentó en el sofá. Agradeció a quien le sirvió agua y rechazó el café.

En menos de dos minutos, la misma recepcionista apareció ante él.