¿Quién era ella para hablar de confianza cuando ni siquiera era digna de ser confiada?
Aveline se encontró con su mirada vacía. Y esta vez, incluso sus ojos parecían muertos. Pero su expresión no revelaba nada. Era como si sus palabras no le llegaran. Como si nada le importara.
Y tal vez no le importaba.
Fue ciega al creer en una persona que apenas conocía. Ahora, solo tenía que arriesgarse más y luchar sus propias batallas.
Miró hacia su bolso y acababa de dar un paso cuando Alaric se acercó a ella. Instintivamente se puso a la defensiva, dando un paso atrás.
—Rayito de Sol... —su voz era baja pero firme—. Ahora, me escuchas...
Aveline frunció el ceño pero se quedó. Estaba dispuesta a escucharlo, pero no a confiar en él.
—Te vi por primera vez en tu cumpleaños, hace cuatro años. —Lo dijo como si hubiera ocurrido ayer cuando la vio por primera vez.
Por la forma en que contuvo la respiración, él supo que ella no le creía.