Después de masajearla un poco más, Su Qin no pudo contenerse más. Apretó los dientes con fuerza para evitar que saliera algún sonido, pero aun así, seguía jadeando suavemente, sus gemidos ahogados no cesaban.
Dijo tímidamente:
—Chen Bin... No puedo evitarlo... No te rías de mí... Yo...
Chen Bin sonrió y dijo:
—Está bien, Hermana Qin, son respuestas fisiológicas naturales. Mírame, yo también estoy reaccionando, y no me avergüenzo.
Su Qin se sintió aliviada y pensó que Chen Bin era bastante amable.
Miró de reojo la "cosa" de Chen Bin, notando su reacción hacia ella, y sintió una pequeña emoción secreta.
Con voz suave, preguntó:
—Eres tan guapo, con tan buena figura y una personalidad gentil y cálida. Debes ser bastante popular entre las chicas, ¿verdad?
Chen Bin pensó para sí mismo que eso era obvio, pero dijo en voz alta:
—Estás equivocada, Hermana Qin. Soy bastante introvertido y no se me da bien hablar con chicas; sigo soltero, ¿sabes?