No importa cuán dominante sea una mujer, en el fondo siempre fantasea con ser conquistada por un hombre aún más poderoso.
Los gritos de Su Meng hace un momento habían anunciado claramente su anhelo interior. Lamentablemente, Zhang Qiang no la había satisfecho, lo que dejó a Su Meng con una irritante comezón en los dientes.
Impulsada por el deseo o la decepción, Su Meng comenzó a contactar a varios hombres que conocía de antes. A esta hora tardía de la noche, nadie le respondió, así que solo pudo recurrir a sitios web y dejar que sus manos vagaran por su cuerpo, suspirando suavemente.
Chen An no podía ver el contenido del sitio web, pero tales actividades siempre parecían proporcionar una nueva experiencia, agitando nuevamente la calma en el cuerpo de Chen An.
Chen An resistió el impulso de ocuparse de sí mismo otra vez, pensando que si Su Meng lo descubría, quién sabe qué podría hacer esta joven mujer con deseos intensos.