La figura de Wang Ping no era tan alta y esbelta como la de Li Lingling, y sin tacones en casa, en realidad parecía bastante pequeña y delicada frente a Chen An. Más importante aún, desde la perspectiva de Chen An, la distancia entre ellos era perfecta para que él pudiera vislumbrar un paisaje primaveral infinito bajo la blusa transparente de Wang Ping.
Cuando Wang Ping se dio cuenta de que era Chen An quien estaba frente a ella, la confusión se mezcló con una mayor sorpresa, porque justo la noche anterior había hablado con su esposo sobre Chen An, sin esperar que Chen An apareciera en su casa hoy.
—Oh, Chen An, eres el técnico que él contrató, ¿verdad? Pasa primero —pero Wang Ping no podía preguntar a su esposo al respecto delante de Chen An, así que tuvo que invitar a Chen An a entrar primero.