Las vergonzosas palabras de Chen An intensificaron la humillación de Li Lingling, pero en medio de esta peculiar excitación, Li Lingling dejó escapar gritos aún más emocionantes que antes.
Chen An sabía que él también estaba a punto de alcanzar su erupción final, y a pesar de haber estado con Li Lingling durante casi media hora, le resultaba difícil separarse del cuerpo de Li Lingling, deseando continuar un poco más.
En medio de su vergüenza, Li Lingling encontró aún más exaltación, su cuerpo convulsionándose en oleadas con las palabras de Chen An.
Las reacciones de Li Lingling hicieron que Chen An apretara los dientes, sus músculos temblando con la tensión, mientras estaba al borde del placer explosivo una y otra vez, inundando su mente.