Chen An estaba arrancando bruscamente la frágil ropa interior de Su Meng cuando, para su deleite, descubrió que Su Meng en realidad estaba cooperando, mitad resistiéndose y mitad aceptando. Cuando el cuerpo de Su Meng quedó completamente expuesto, parecía como si algo dentro de ella tampoco pudiera evitar estallar en ese momento.
Chen An había pensado en continuar con su trato brusco hacia Su Meng, pero inesperadamente, Su Meng tomó la iniciativa de presionar sus labios contra los suyos. En esta pegajosa dulzura, la atmósfera amorosa entre los dos alcanzó un nivel que nunca antes se habían atrevido.
Sintiendo la pequeña lengua de Su Meng constantemente buscando más de manera proactiva, Chen An supo que esta joven coqueta había perdido el control hace tiempo. Por el desempeño de Su Meng, podía notar que su cuerpo debía haber sido entrenado por muchos, lo que explicaba cómo sabía seducir a un hombre de manera tan desvergonzada y audaz.