Capítulo 16: Atracción Bajo el Sol

El sol de la mañana ya comenzaba a calentar el aire húmedo de Río de Janeiro, iluminando las calles y reflejándose en el mar. El ambiente era perfecto para un día de descanso, y para Alice, más que descanso, era una oportunidad para seguir con su juego, para seguir haciendo que Dere se sintiera incómodo, pero esta vez, algo más empezaba a ocurrir dentro de ella. A pesar de todo, algo en él le atraía.

Alice se levantó temprano esa mañana, vestida con un conjunto de bikini de color blanco con detalles dorados que resaltaban su figura esbelta y su piel bronceada. Acomodó su melena rubia en ondas deshechas, como si hubiese acabado de salir del mar, aunque en realidad solo estaba preparada para otro de sus juegos. Dere aún no había salido de su suite, pero no importaba; ella sabía que lo podía manejar.

Al llegar frente a la puerta de la suite de Dere, Alice no pensó dos veces. Golpeó con fuerza, y cuando no hubo respuesta, abrió la puerta con una sonrisa triunfante.

— ¡Buenos días, guardaespaldas! — Su voz resonó en la habitación.

Cuando Dere abrió los ojos al ver la puerta de su habitación ser atravesada, se encontró con Alice, completamente lista para una aventura en la playa, con su cuerpo casi desnudo cubierto por un bikini que dejaba poco a la imaginación. Pero lo que realmente le sorprendió no fue solo su atuendo, sino la audacia con la que se presentaba frente a él.

Dere se levantó de la cama de inmediato, sorprendiendo a Alice con su cuerpo parcialmente desnudo. Su torso, cubierto de tatuajes, mostraba una imagen de fuerza y misterio. Las líneas negras y gruesas de los tatuajes recorrían su piel, creando un contraste con su tono de piel bronceado. Su mirada fija y su actitud serena hicieron que Alice se quedara un momento sin palabras.

Alice, al verla, no pudo evitar tragar saliva. La escena, tan inesperada, la descolocó por un segundo. El Dere que siempre veía vestido de traje, serio y distante, ahora estaba ante ella con un aire completamente diferente. Su cuerpo imponente, cubierto de tatuajes, despertó algo en ella que no había anticipado.

— ¿Tienes alguna razón para invadir mi privacidad tan temprano? — La voz de Dere fue baja, pero su tono había cambiado, ahora había algo de diversión detrás de la severidad que solía mostrar.

Alice, intentando mantener su actitud provocadora, se cruzó de brazos y lo miró de arriba a abajo. — Solo pensaba que podrías usar un poco de sol, y además... — Hizo una pausa, sonriendo. — Te voy a necesitar para algo importante.

Dere la observó con una ceja alzada, sin moverse de su sitio. — ¿Y qué exactamente es lo que necesitas de mí?

Alice no dejó que el ambiente se enfriara, y sin pensarlo más, caminó hasta él y lo empujó suavemente con el hombro. — Un poco de aire fresco. Vamos a la playa, y... — Su voz cambió de tono, un poco más suave ahora, aunque todavía jugando. — Me vendría bien un buen desayuno.

Dere, que ya entendía el juego de Alice, suspiró y, finalmente, accedió. No podía decir que no, y algo dentro de él lo obligaba a aceptarlo. — Solo porque me lo pides.

En la Playa

El calor del sol era más intenso ahora que llegaban a la playa. Alice caminaba junto a Dere, disfrutando de la brisa marina. Su bikini blanco, de un corte elegante, resaltaba más bajo la luz del sol, mientras su cabello rubio se movía como si el viento fuera su aliado. Dere la observaba con atención, pero siempre con su actitud inquebrantable. No podía dejar de notar cómo se veía, cómo su presencia era tan... tentadora.

La tensión entre ambos seguía creciendo, y aunque Alice intentaba mantener su aire desafiante, había algo en la forma en que se movía, en la forma en que Dere la miraba, que la hacía sentir... diferente.

Ambos se sentaron en una tumbona cerca de la orilla. Mientras Alice disfrutaba del agua en sus pies, Dere se reclinaba en la silla, sus ojos fijos en la inmensidad del mar, pero con el reflejo de Alice a su lado, siempre presente.

— ¿Nunca te relajas, Dere? — Preguntó Alice, mientras tomaba un sorbo de su bebida.

Dere, sin girar hacia ella, respondió con su tono característico. — No es mi trabajo relajarme.

Alice lo observó, su mirada suave, pero desafiante. — ¿Nunca te has tomado un descanso? Solo por diversión. — Su tono insinuante dejó entrever que algo más estaba detrás de la pregunta.

Dere la miró finalmente, su mirada fija y penetrante. — Me divierto de una manera diferente.

Alice sonrió. Había algo en su respuesta que la hacía pensar que quizá, solo quizá, había más de lo que quería ver en él.

Desayuno y Más Allá

Más tarde, Alice y Dere se dirigieron a un restaurante de lujo cerca de la playa para desayunar. Alice se sentó con naturalidad, mientras Dere observaba en silencio. Ella pidió su comida rápidamente, eligiendo un desayuno ligero pero sabroso, lleno de frutas frescas y jugos naturales.

Dere, como siempre, eligió algo más simple, café negro y pan. Ambos comieron en silencio, pero el ambiente estaba cargado. La tensión no disminuía, y Alice no podía evitar sonreír, sabiendo que su presencia afectaba a Dere.

Finalmente, mientras estaban a punto de irse, Alice rompió el silencio. — ¿Sabes, Dere? — Su voz era más suave ahora, más pensativa. — Creo que eres mucho más interesante de lo que pensaba.

Dere la miró, pero no dijo nada. Su actitud se mantenía firme, pero había algo en su mirada que sugería que ya no la veía solo como una joven rica y consentida. La tensión entre ellos crecía, y con cada día, algo más se formaba entre ellos, algo que ambos trataban de ignorar.