SCP 34
Sur América, 1129 DC
El pueblo clamaba a su Dios que la cosecha no pereciera, ya que la fuerte temporada seca azotaba sin clamor a los pobres indígenas. Su Dios, el cuál se desconoce su nombre, aunque algunos historiadores y expertos en la materia, decidieron nombrarlo "El hombre sangre".
Su extraño nombre no fue inventado al azar, si no que la historia misma nos cuenta un suceso macabro que sucedió en esa remota aldea.
La temporada seca no cesaba, y la cosecha expiraba a consecuencia de la poca agua que se dignaba a caer en el frío atardecer, la hambruna se apoderaba más y más de la población, y lo peor, era que los niños y bebés eran los que más sufrían, puesto que, sus madres no podrían amamantar a sus hijos por falta de comida.
La muerte no se hizo esperar, y su vil presencia alertaba a los más viejos, quienes fueron las primeras víctimas de este macabro ser, solo unos pocos sobrevivieron, y fueron ellos, quienes con su sabiduría, decidieron marchar a la gran montaña que los resguardaba. desde tiempos inmemoriales de las tribus vecinas.
Posteriormente, al cabo de unas extensas horas, llegaron a su destino, intentaron descansar más sin embargo, el jefe de ellos (Viejo entre los viejos) los ánimos para seguir con el plan, además que, su tribu moría a manos de la infame muerte. .
Al escuchar las sabias palabras del líder, se pusieron manos a la obra, su plan consistía en hacer un rito de sangre para llamar a su Dios, de este modo le elevarían plegarias para acabar con esa maldita muerte, y volverían a gozar de la paz. que ese valle les brindó durante siglos.
En total, 12 ancianos se encontraron allí, contando con el erudito líder. Aunque la vejez les impedían hacer ciertos movimientos, el pensar de que su tribu perecía, les brindaba una fuerza moral para culminar con el rito.
El peligroso rito, consistía en hacer un círculo de sal de aproximadamente 5 metros, dentro pondrían un animal y dos personas con un cuchillo, el cuál se creía habría caído del cielo, luego le succionaron con un tubo pequeño de bambú, toda la sangre posible. , al terminar el par de hombres se untaran en los dedos la sangre ya extraída, y formarán ciertos jeroglíficos con forma de espirales, el resto de hombres que permanecerán fuera del círculo, se arrodillarán mirando al centro del círculo, y con dos brotes de pino en cada una de las manos, quemarán la mata y con el humo formarán formas singulares.
Y así exacto lo hicieron, el resto de ancianos formaban figuras, mientras los que estaban adentro concluían con la labor dada, ya terminaba los dos hombres se unieron para seguir con los siguientes pasos; el anciano sabio les dijo al resto que cerrarán los ojos y que por nada del mundo los abrirán, solo si el lo aceptará.
Ya cerrados los ojos de los ancianos, a la cuenta de 5 dicha por el anciano sabio, los demás recitaron al unísono una peculiar canción que abriría las puertas del mundo terrestre al astral. Al pasar de unos minutos, los ancianos sintieron que la tarde avecinaba, puesto que el frío arropaba cruelmente los desnudos cuerpos de los ancianos, estos mismos seguían recitando canciones sin desafinar se, poco a poco el viento soplaba con más fuerza y el sonido aún lejano de una tormenta acusaba una lluvia torrencial.
El anciano susurro unas palabras-¡Oh mi Dios, acepta está ofrenda y escucha nuestras plegarias!- De repente, un trueno cayó justo en el centro del círculo, el anciano les gritó a todos que no abrieron los ojos, los demás ancianos acataron, el anciano sintió un leve susurro, el cuál decia- ¡Cuál es tu plegaria!-El anciano sin moverse aún, le replico-Mi señor, ¡Oh señor!, te imploro que la sequía termine, y que está hambruna cese- El Dios , o más bien ser, el cuál se transformó en un ser de sangre pura, vio como uno de los ancianos estaba nervioso, él intentaba deliberante abrir un poco los ojos.
El ser se acercó a el, justo al lado derecho, cerca de su oreja, y con una voz ronca e imponente proclamó-Abre tus ojos-jos- El anciano con miedo abrió los ojos, no sin antes escuchar la voz del sabio, el que le gritaba que no abrían los ojos, pues había alcanzado a escuchar lo que el ser le decía; pero ya muy tarde, puesto qué el anciano los abrió.
El ser empezó a crecer monstruosamente, el anciano sabio abrió los ojos, sabiendo que el otro los había abierto, cuando vio que el ser crecía, les gritó a los demás que corrieran por sus vidas, sin embargo el ser ahora convertido en monstruo los empezó a atacar, sus manos se volvieron en monumentales garras de sangre que atraparon a los ancianos más cercanos.
Luego, el resto de ancianos (que eran 8), corrieron en dirección al camino de dónde habían llegado, pero el vil ser, que más se asemejaba a un demonio que a un Dios, atrapó con su boca, que era cinco veces su tamaño original, empezó a despellejar y a ejecutar a quien encontrará cerca de el, al final de la feroz matanza, el único con vida fue el sabio, quien cansado y agotado cayó al lado de un árbol, el monstruo-ser se acercó cautelosamente a el, el anciano no tenía fuerzas hacía que aceptara su despiadado destino, al final de que el sabio falleciera, el monstruo murmuró.
-Es el final, tu tribu desaparecerá, este es un recordatorio trágico de lo crueles que fueron ustedes... Ustedes me crearon... Ahora yo los hare desaparecer para...SIEMPRE...
La penumbra llegó, y el cantar de los grillos y las nocturnas lechuzas, dió la apertura a la noche, la cuál fue la última para la cruel tribu, dejando así una mancha oscura e imborrable en la historia, dejando un recordatorio infortunio de un cuchillo con el que... Mataron a cientos y cientos de almas inocentes... Creando al hombre sangre...