El Acto de Amor

Martha sirvió panqueques a Jean con una cariñosa palmadita en el hombro. —Come, cariño. Tienes el metabolismo de un colibrí.

Jean murmuró las gracias, negándose a encontrarse con los ojos de Logan nuevamente.

Él la miraba cada pocos segundos. Ella podía sentirlo. Como un calor subiendo por su piel.

Finalmente, se reclinó en su silla y murmuró entre dientes, lo suficientemente alto para que ella escuchara:

—¿En serio vas a ignorarme todo el día?

Jean susurró sin girar la cabeza:

—Me estoy conteniendo para no tirarte este jugo en la cara. Agradécelo.

Él sonrió con suficiencia.

—Niños —advirtió Martha juguetonamente—. No peleen en la mesa del desayuno.

—Sí, Mamá.

—Sí, Sra. Kingsley.

Logan y Jean dijeron al mismo tiempo.

Eso provocó otra ronda de risas de los demás... pero el aire entre la pareja seguía tenso y frágil. Ninguno de los dos tocó sus panqueques después de eso.

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