Jean apartó la mirada.
Logan dio otro paso.
—Casi te arrojan al fuego. Tu hermano te golpeó hasta dejarte medio inconsciente. ¿Y lo primero que quieres hacer... es silenciar a las únicas personas que se preocupan por ti?
Ella seguía sin responder.
Él soltó una risa rota, baja y amarga.
—¿Un NDA, Jean? ¿Eso es en lo que confías más que en mí?
Sus labios se entreabrieron ligeramente, y sus dedos agarraron la manta con más fuerza.
Pero su silencio fue respuesta suficiente.
A Logan se le cortó la respiración.
—Nunca me has visto como alguien en quien confiar —dijo, con voz apenas por encima de un susurro—. Ni entonces. Ni ahora.
Ella parpadeó, sorprendida.
—Ni siquiera para algo como esto —continuó—. Prefieres cargar con todo sola. Prefieres silenciar a Hannah... mi hermana... que dejarme entrar. Aunque sea por un segundo.
Sus ojos ardían, pero no dejaría que las lágrimas cayeran.
El aire en la habitación estaba cargado de emociones no expresadas.