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Jean entró en la fría estación de suelos de mármol. Logan estaba a su lado, protector, silencioso... pero su presencia se sentía como una armadura.
En la recepción, los oficiales les indicaron que esperaran en la sala hasta que llamaran a cada uno. El corazón de Jean latía con fuerza cuando sus ojos se posaron en ellos.
Derek Adams. Darla Adams. Alex Adams. Las personas que deberían haberla protegido. Las personas que la destruyeron.
Alex se apoyaba perezosamente contra la pared, su habitual expresión arrogante oculta bajo una cuidadosa máscara de indiferencia. Pero cuando sus ojos se alzaron y se encontraron con los de Jean, una leve sonrisa burlona se dibujó en sus labios. Una que solo ella vio.
Derek estaba en una discusión silenciosa con un oficial... claramente agitado. Darla estaba sentada rígidamente, como una estatua tallada en hielo, con los labios apretados en una fina línea.