Capítulo 51 – La Emperatriz No Tiene Piedad
En el gran comedor de la Academia, escondido dentro del lujoso salón privado reservado solo para la élite de la clase especial, Sophie Castria estaba sentada.
El silencio era cortante, como la tensión en el aire.
Frente a ella estaban dos hombres—imágenes reflejadas el uno del otro. Cabello rubio, ojos rojos, postura regia. Podrían haber salido de una pintura del linaje imperial mismo.
Isaac y Alberto Castria. Los príncipes gemelos del imperio.
Sus hermanos.
—Pedisteis verme —dijo Sophie con calma, su voz serena, su rostro ilegible.
Isaac—el más frío y calculador de los dos—la miró en silencio. Pero ¿Alberto? Él ya estaba furioso.
—¿Así es como saludas a tus hermanos mayores? —espetó Alberto, con voz de gruñido.
Sophie no se inmutó. —Decidme lo que queréis. No tengo tiempo para juegos.
—¡Pequeña!
—Alberto. —La voz de Isaac cortó la habitación como una cuchilla. Una palabra fue suficiente.