Capítulo 73 - La Diosa Agitada, y el Amor Mortal
En un reino distante—más allá del alcance de Laeh, más allá de la mirada mortal
Una tierra tejida puramente de luz se extendía sin fin.
El aire mismo resplandecía bajo el cielo dorado, cargado de divinidad.
Ríos dorados serpenteaban a través de bosques dorados; bestias de pura radiancia merodeaban y se elevaban a través del día eterno.
En el centro mismo de esta tierra sagrada se alzaba un magnífico castillo—una estructura de mármol blanco y oro fluido, brillando con una majestuosidad que ni siquiera el tiempo se atrevía a tocar.
Y en lo profundo de su sala del trono
Sentada sobre un trono masivo adornado con glifos celestiales
—estaba Justicia.
También conocida como la Diosa De la Luz y la Justicia.
Su belleza no era mortal. Era el tipo de belleza que doblaba la realidad a su alrededor, hacía que los corazones dolieran y las mentes quedaran en blanco.
Cabello dorado. Ojos dorados.
Pero no meramente dorados