"Maestro..." - murmuró Yura con el ceño fruncido porque no entendía por qué él la había abandonado - "¿A caso hice algo malo?"
"No, no hiciste nada malo, aunque necesito que hagas algo por mí" - respondió Kurama con normalidad.
Yura rápidamente revisó los alrededores, solo para fruncir el ceño cuando vio que su maestro no estaba por ningún lado - "¿Dónde estás?"
"Lo siento, pero no puedo decírtelo, al menos por ahora" - respondió Kurama con calma - "Te prometo que pronto iré a buscarte, aunque por ahora voy a pedirte que por favor ayudes a Kagome"
"¿La sacerdotisa en entrenamiento?" - preguntó Yura mientras levantaba una ceja.
"Sí, ella es importante para el futuro, después de todo, la reaparición de la perla es algo que no debería de haber sucedido luego de que Kikyo se la llevara con ella a su tumba" - respondió Kurama con un tono de voz etéreo.
"Comprendo, aunque me gustaría saber cuánto tiempo voy a tener que proteger a esa mujer..." - murmuró Yura, quien honestamente no estaba muy feliz con esta situación, aunque como subordinada de Kurama, ella tenía que seguir sus instrucciones.
"No por mucho, solo necesitas apoyarla cuando todavía está débil" - respondió Kurama con calma.
"Maestro, ella no mejorará hasta al menos uno o dos meses de entrenamiento intensivo" - dijo Yura con el ceño fruncido.
"Tranquila, yo ya la ayudé un poco luego de devolverle su alma" - respondió Kurama mientras reía ligeramente - "Ella empezará a experimentar sueños sobre la vida de Kikyo, los cuales le ayudarán a aumentar su poder, aunque sin modificar su personalidad"
"Entiendo, voy a protegerla como deseas, maestro" - asintió Yura, quien luego de escuchar eso, se sentía mucho mejor - "Por cierto, ¿Qué sucedió con Kikyo, y cómo está Izumi?"
"Mi hija todavía está descansando, en cuanto a la sacerdotisa, digamos que tengo unos cuantos planes para ella" - respondió Kurama con hostilidad. No le gustaba la idea de utilizar a Kikyo, pero el dolor de ver a su hija triste estaba comiéndolo por dentro, así que luego de pensarlo un poco, decidió que lo mejor era atacar al chico donde más le dolía.
"¿Va a intentar someter a la sacerdotisa?" - preguntó Yura con curiosidad porque honestamente eso es lo que haría cualquier Yokai furioso.
"Eso quería hacer, aunque luego de pensarlo un poco luego de calmarme, decidí hacerlo de la forma larga y tediosa" - respondió Kurama con un ligero tono de frustración porque una pequeña parte de él quería terminar con todo esto rápido, aunque luego de recordar a su familia decidió que esa no sería una buena idea, después de todo, él sabía que Kushina y las demás no se sentirían felices de escuchar lo que hizo, a pesar de lo enojado que estaba.
"Entiendo" - asintió Yura, aunque por dentro ella soltó un suspiro. Oh, no la malinterpreten, ella no sentía ningún ápice de compasión por Inuyasha o por la sacerdotisa Kikyo, pero no quería que su maestro, la persona más amable que había conocido de su especie, fuera corrompido por su odio.
"En fin, eso es todo lo que te diré por ahora, buena suerte" - dijo Kurama antes de que los alrededores de la demonio del cabello se volvieran silenciosos.
Yura intentó llamar a su maestro una vez más, aunque esta vez no hubo resultados favorables.
"Supongo que ya se fue..." - murmuró Yura antes de dar media vuelta y caminar hacia la aldea donde creía que estarían Kagome y la vieja Kaede.
Ella continuó avanzando en silencio, aunque su expresión cambió ligeramente cuando vio a Inuyasha.
El Hanyo miró a la mujer demonio, aunque rápidamente la ignoró, algo que ella también hizo.
El chico mitad perro soltó un suspiro pesado porque no pensó que las cosas darían un giro tan drástico en solo unas pocas horas.
* * * * *
Kurama se quedó en silencio mientras veía con una triste sonrisa a su hija dormida. Él nuevamente sintió cómo un enorme sentido de completación invadía su interior - "No has cambiado desde que te vi por primera vez..."
El hombre de cabello plateado empezó a recordar cómo fue su primer encuentro con su pequeña.
"Eres igual que Mikoto, y eso no sé si es bueno o malo" - murmuró Kurama mientras acariciaba el cabello de su hija antes de soltar un suspiro triste - "Sé que no vas a cambiar de opinión ahora que tomaste una decisión, pero eso no significa que voy a aceptarlo..."
La expresión en el rostro del Kitsune de diez colas cambió cuando dijo esto, la sonrisa desapareció como si nunca hubiera estado, mostrando ahora un rostro frío, uno que cualquier que estuvo en el enfrentamiento contra Madara, podría recordar.
"No importa si me odias por hacer esto, no me importa si no me hablas por el resto de tu larga vida..." - murmuró Kurama mientras suspiraba con pesar - "Yo le prometí a tu madre que siempre te protegería de todo lo que intente lastimarte, incluso si esa persona soy yo..."
Kurama puso un sello alrededor de su hija antes de salir de la casa que había creado con su poder. Él lentamente caminó hacia el bosque y sacó la esfera especial que había usado para poder hablar con su familia.
"¿Foxy-kun? No pensé que nos llamarías tan pronto"
"Tampoco pensé que lo haría, pero necesito hablar con ustedes, Anko" - suspiró Kurama mientras cerraba los ojos - "Necesito sus opiniones..."
"Por tu tono de voz, puedo sentir que algo malo pasó, ok, voy a llamar a las demás"
Kurama sonrió ligeramente cuando escuchó esto.
El Kitsune de diez colas se quedó en silencio unos segundos antes de sentir como la esfera empezaba a brillar. Él rápidamente utilizó un poco de su chakra para poder crear una imagen ilusoria de su familia, solo para sonreír nuevamente.
"Kuro-chan, ¿Qué fue lo que pasó?" - preguntó Kushina con preocupación.
"Kurama-kun, dime que mi hija está bien..." - interrumpió Mikoto mientras miraba alrededor con preocupación.
"Ella está bien, de hecho, es por ella que he querido hablar con ustedes" - respondió Kurama mientras fruncía el ceño.
Las mujeres del clan Uzumaki se miraron entre ellas con el ceño fruncido porque podían detectar que su esposo no estaba muy bien.
Kurama no perdió el tiempo, él rápidamente empezó a contarles todo lo que había sucedido durante las últimas horas.
La expresión de Kushina y las demás se oscureció mientras que Mikoto estaba llorando por su bebé.
Kurama estaba en silencio, esperando que sus esposas dijeran algo.
"Kurama, quiero que nos envíes a esa dimensión, tengo que "hablar" seriamente con ese pequeño bastardo" - dijo Kushina con neutralidad mientras sus pupilas se afilaban.
"No, yo quiero ser la primera en tener un poco de tiempo de calidad con él" - dijo Tsunade con una enorme y sádica sonrisa, una que ella no había mostrado desde que Jiraiya ya no espiaba en las aguas termales porque su esposa e hija lo torturarían en casa.
"Si quieres torturarlo, encontraste a la mujer indicada" - agregó Anko con desdén mientras reía con locura - "Yo y mis chicas estaremos más que felices de castigar a ese bastardo por lastimar a nuestra princesa"
Las Anko Rangers rieron con odio cuando escucharon las palabras de su líder.
Hinata, Shion, Tsunami y su grupo que era más reservado, decidieron no decir nada por el momento.
"¡Ok, suficiente!" - exclamó Mikoto mientras miraba alrededor - "Entiendo como se sienten, pero en estos momentos tenemos que pensar una sola cosa, ¿Cómo está mi bebé?"
"Honestamente, estaba devastada, al punto que a duras penas resistí mi deseo de matar a ese chico" - respondió Kurama con neutralidad - "Si no fuera por ella, lo habría matado allí mismo..."
"No lo dudo" - suspiró Kushina mientras miraba a su esposo - "Han pasado años desde que te he visto tan molesto, de hecho, esta es la segunda vez que te veo así..."
Samui suspiró cuando escuchó esto porque ella fue la responsable de su primer arrebato de ira - "Lo siento..."
"No tienes que sentirte culpable, tú no fuiste la responsable de nada" - dijo Kurama mientras soltaba un suspiro y le daba una pequeña sonrisa a la hermosa y sexi mujer rubia - "Dime, Miko-chan, ¿Qué debería de hacer en esta situación? Necesito tu opinión..."
"Sinceramente, me duele que las cosas resultaran así, aunque todavía no puedo dar mi opinión" - dijo Mikoto con pesar - "No soy la mujer con la mejor vida amorosa, así que sé cómo se debe de sentir nuestra bebé"
Las mujeres del clan Uzumaki se quedaron en silencio mientras esperaban las siguientes palabras de Mikoto.
"Es por eso que quiero ver como se desarrolla todo antes de dar mi opinión" - continuó Mikoto mientras miraba a su esposo con una triste sonrisa - "Tal vez nosotros estamos actuando mal, y ese chico solo tiene un nudo en su corazón que necesita tiempo para poder deshacer"
Kurama se quedó en silencio antes de sacudir la cabeza - "En serio, ahora que dices eso me haces ver como un monstruo"
"Kurama, solo quiero que me prometas una cosa, por favor, no hagas algo apresurado, no quiero ver triste a mi bebé porque perdió a su primer amor junto a su amado padre" - dijo Mikoto mientras extendía su mano, como si quisiera acaricia la mejilla de su amado.