Expuesta ante él

Luego del recuerdo amargo de Mey; ella se volvió a recostar en la cama, apretando con fuerzas sus manos mientras intentaba retener esas lágrimas que amenazaban con salir. Suspiro una y otra vez para dejar esa melancolía de su duro pasado.

Más tarde...

Mey veía con curiosidad por la ventana de la sala de estar, como apenas los oficiales entre otras personas se retiraban del bosque Darkness.

Desde que ella hizo su mohín delante de Lou; él no había salido de su habitación para nada. En alguna parte de Mey, se sentía bien por no tenerlo cerca ni de frente, ya que por lo menos le quitaba un poco de presión.

Ya eran más de la nueve de la noche. No había almorzado más que un sandwich. Su estómago empezaba a gruñir eventualmente. Antes de preparar la cena, quería darse una ducha para dispersar ese mal humor que le rondaba.

Se encamino a su habitación.

Pero antes de entrar, se detuvo frente a la habitación de Lou.

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Con ese pensamiento rencoroso, giro la perilla de la puerta y se adentró a su habitación para buscar ropa limpia.

Luego de eso, se dirigió al baño, asegurando la puerta por precaución.

Empezó a llenar la bañera mientras se deshacía de su ropa. Se cepillo su cabello violeta; se contemplaba en el espejo, observando como su rostro estaba cambiando desde hace un mes.

Podía notar como tenía unas ojeras por no dormir muy bien todas las noche y más porque ahora había un hombre en su hogar. Mey era una chica de complexión mediana, con una piel delicada y suave a la vista. A pesar de ser delgada, tenía unos atributos sobresalientes, unas curvas perfectas para su edad.

También, tenía un tatuaje, en la parte inferior de su pecho derecho. "Un ave fénix", que para ella se significaba mucho.

Ese tatuaje era un símbolo para comenzar de nuevo y tener otro reinicio de ciclo. Aún así, se arrepentía porque lo hizo en un arrebato de despecho e irá. Ya tenía unos días y apenas ese tatuaje estaba cicatrizando. Después de todo lo que sucedío ese día de su boda fallida, ella cambió de una manera sorprendente y notable. Se corto su cabello y se lo tiño de color violeta. No se veía nada mal ya que por su piel palida y sus ojos verdes esmeraldas, se veía más hermosa.

Ella quería cerrar ese ciclo de su vida para comenzar otro.

Suspiró. Cerró el grifo de la bañera y respingo al sumergirse en el agua helada.

- ¡Brrr!... Esta fría. - tiriteo. Suspiro una vez más.

Intento relajar su cuerpo a la temperatura fría del agua. Estaba meditando con su mirada sobre el techo.

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Recaro su nuca en el borde de la tina, cerró sus ojos, dejando su mente y cuerpo en meditación.

Por otra parte, Lou seguía inmóvil, acostado en el gran colchón con su vista en el techo y en la oscuridad.

Para él, era el segundo día en la tierra y aún no había avanzado nada para encontrar a los otros seres alienigenas que lo acompañaban. Su tiempo para Lou en la tierra era valioso y no tenía que ser desperdiciado para nada. Lou sabía perfectamente que su cuerpo como un humano no debería de sobrepasar los siete días. Ese era su ultimátum. Cada ser como él, tenía cierto tiempo límite. Sin embargo, ahora mismo no sabía que sucedía exactamente con su nueva forma. Buscaba una respuesta lógica y concisa en su gran mente brillante pero no había respuesta.

Sólo tenía en su mente que la chica humana le había hecho algo a su cuerpo; a él.

Se levantó de la cama con su cuerpo rígido. Salió de la habitación y sin cortesía abrió la puerta de la habitación de Mey pero ante la penumbra se dio cuenta que no había nadie a la vista.

Al siguiente segundo, con su gran sentido auditivo avanzó a donde percibió unos murmullos proveniente del baño.

Mey tarabeaba una melodía con sus ojos cerrados, la misma de ayer. Se sentía plenamente relajada. Como si estuviera en su vida habitual.

Pero de repente toda se calma se vio interrumpida...

*¡¡Zas!!*

La puerta se abrió de golpe con una fuerza bruta. Dejando atónita a Mey.

Un minuto antes, Lou intentaba abrir la puerta pero cuándo no pudo hacerlo, entonces con su ímpetu abrió la puerta de un solo movimiento.

Mey tenía una expresión de desconcierto total, creyó que estaba viendo mal incluso se frotó sus ojos pero cuando visualizó la figura de Lou en el umbral. Su corazón retumbó.

- ¡¡Agggg!! Tú... ¿Q-Qué haces aquí...?. - preguntó exaltada al mismo tiempo que cubría sus senos.

Por instinto fue lo primero que cubrió, se encurvo para cubrirse más su piel desnuda. No podía creer que este hombre estuviera a unos solos metros de ella.

Mientras que ella se pasmaba; Lou solo tenía una cosa en mente: averiguar que sucedía con su organismo y para eso debía interrogarla a ella.

Él no le importaba como se encontrará ella. Avanzó a grandes pasos directo a la tina.

Mey vio que Lou se estaba acercando y su corazón empezó a latir con demasiada fuerzas.

- O... Oye oye... Espera, no te acerques... Q--

Se quedo en silencio cuando de un solo movimiento, Lou la jalo de su brazo sin darle opción a Mey para replicar. Toda la piel húmeda de Mey estaba expuesta ante este ser enigmático que radiaba un poder absoluto.

Lou: - ¿Qué me hiciste humana?

Mey estaba petrificada por la inesperada acción; no lograba comprender que sucedía aún pero al escuchar la voz ronca y grave de él, se le erizo la piel por completo, percibiendo que Lou la tenía del brazo con un agarre fuerte que inclusive sintió que se la estaba arrancando.

Ella no sabía que hacer, no entendía a que refería Lou.

Mey sólo inclino su rostro para no verlo porque a pesar de lo extraño que era la situación, se avergonzo por estar desnuda ante él; ante este hombre inmutado que emanaba misterio.

El silencio era insólito, perturbador. Mey no tenía palabras, mechones de su cabello resbalaron en su rostro ruborizado. Sin embargo, Lou volvió a preguntar con determinación: - Humana, responde ¿Por qué mi organismo tiene fallas?

Mey solo respingo más por esa voz fría, no quería verlo para nada. Que Lou la sostuviera de esa forma, la abrumaba. Lo único que podía hacer era cubrir con su brazo izquierdo una parte sus senos.

Lou al ver el silencio de la chica, frunció su entreceja, y su vista bajo en esa parte de ella, donde él visualizo ese tatuaje. Él con un movimiento delicado deslizó las yemas de sus dedos sobre la piel pálida de Mey. De tal forma, produjo un choque eléctrico a ella, que la hizo estremecer porque las yemas de sus dedos de él, viajaban en movimiento oscilatorios.

Mey estaba en shock total; era inaudito lo que estaba pasando. Lou como un ser curioso ante esa marca del ave fénix, rápidamente tuvo su significado.

Él simplemente actuó como lo hizo Mey con él, cuando ella se atrevió a tallar las marcas de su cuerpo.

Mey torció su cuello hacia Lou, donde vio que él tenía ese mismo rostro inexpresivo. Ese escalofrío cuando los dedos de Lou presionaron contra su piel; esa presión le hizo escapar un gemido que hasta ella misma se desconcertó.

Lou aún no era consciente que la chica estaba completamente desnuda.

Ese hormigueo que sentía Mey la estaba haciendo palidecer más. Ese calor bajo su vientre la hacía retorcerse y ella sabía que le estaba sucediendo.

Apenas con ese aliento jadeante, ella susurró: - Lo-Lou... Para... No... N-No me toques...

Lou de inmediato se percató que ella temblaba de una manera extraña y pestañeo al ver que ella sollozaba. Quitó sus dedos de ella y al mismo tiempo la soltó al ver que Mey lloraba con más intensidad.

En alguna parte de Lou, fue capaz de sentir que algo se estaba desatando en su interior. Mey no controlaba sus lágrimas que se deslizaban sobre su rostro carmín. Se dejó caer en cuchillas dentro del agua.

En la mente de Mey, todo se hizo un vuelco de emociones. El estar desnuda ante Lou, que se atreverá tocarla de esa forma y después de ese recuerdo amargo, le provocó que dejara salir todo eso en lágrimas.

Lou se quedó estático, descifrando que sucedía ante sus ojos. Retrocedió y enseguida se dio la vuelta para salir del baño cerrando de un portazo.

Camino a su habitación y se adentro. Se recargo sobre la puerta de madera.

<<¿Qué es esta sensación en mi piel? ¿Qué me pasa?>>, se preguntaba.

Él se tocaba su frente, y luego torció sus labios en una mueca indescriptible.

Todo cambió desconocido para él era peligroso; podía poner en riesgo su forma de humano. Se tocó su pendiente platinado, como si con eso quisiera encontrar una respuesta a sus problemas.

Encontrar esa respuesta a su estado desconocido, sin embargo, eran todas esas emociones que se acumulaban sin que él mismo se percaptara de ello.