"¡¿Quién será este tipo?!"

Mey estaba indecisa, era difícil responder de manera contundente, así con ápice de nervios, habló: - Ejem. N-No te preocupes, tómate tu tiempo. Sólo...no hagas cosas extrañas...

De inmediato, su rostro se puso rojo intenso, ya que esa última frase le hizo recordar la noche en que Lou había entrado al baño cuando ella estaba en plena ducha. Se mordió sus labios por sus nervios e intentó borrar esa imagen de su mente.

Se levantó del sofá y empezó a recoger las envolturas de la comida chatarra.

Por otro lado, Lou asintió obediente ante ella aunque Mey ni siquiera lo vio a la cara. Él se dispuso a ver la televisión mientras que Mey se dirigía a pasos acelerados a la cocina.

Aunque Lou mantuviera una mirada pacífica, en su interior, todo estaba en un desorden; su mente poderosa buscaba de todas las posibilidades, una respuesta coherente a todo lo que sucedía a su alrededor. Del por qué no había mutado su verdadera apariencia, del por qué sus papilas gustativas funcionaban al 100% y los más interesante, del por qué la chica humana le permitió vivir con ella; en alguna parte de él, concluyó que ella lo podría haberlo echado a la calle, sin embargo, no lo hizo.

Al final, Lou se estaba ahogando en un vaso de agua por sus interrogantes.

Mey en la cocina, en una esquina de la repisa y en cuchillas, cubría su rostro carmín.

<<¡Aghr! ¿En qué estaba pensando cuando le dije eso...? Pero...pero dudo que él comprenda mi lenguaje.>>

Ahora solo debía de adaptarse a vivir con él y por un tiempo desconocido. Lo más abrumador para ella, era saber cómo le haría para ocultar a Lou de su familia, ya que tarde o temprano, la verdad saldría a la luz. Solo rogaba en su interior que ese día no llegará.

Luego de su frustración, se dirigió a la sala de estar, un poco más calmada.

Lou seguía viendo el televisor. Ella suspiró antes de sentarse a su lado izquierdo, sin preocuparse de la distancia. Ella lo vio discretamente, y se percató que él estaba muy concentrado a lo que veía.

Mey también se concentró en ver la televisión, aún no tenía sueño, veía un programa de variedades, nada interesante.

Después de unos minutos, Mey se estremeció cuando la cabeza de Lou golpeó su hombro.

- Lo-Lou, tú...¿Qué...? - con ese nerviosismo, con sus palabras atoradas en su garganta, guardo silencio cuando Lou soltó un gran suspiro potente, que la hizo respingar.

Toda su piel se erizo por completo. Entonces, ella ladeo su cara hacia él y se pudo dar apenas cuenta que Lou estaba dormido.

<<¿Cómo pudo quedarse dormido? ¡Eso fue demasiado rápido!>>, se cuestionó con ese temblor de su ser.

Ella no le quedó de otra que mover con mucha delicadeza la cabeza de Lou hacia su regazo.

No obstante, ya él dormido y sobre sus piernas, se gritó internamente: "¡Ahhh, ¡¿por qué no lo acosté sobre el sofá?!

Pero no había marcha atrás, lo hecho estaba hecho. Observó con más cautela la cabeza de él sobre su regazo, no pudo evitar que sé sonrojara y su corazón lanzará chispas ardientes.

Por un instante pensó que él despertaría al moverlo pero Lou dormía a muerte y resollaba agitadamente. Ella no pudo evitar posar su mano sobre la cabellera blanquecina de Lou; un pelo sedoso y delicado que ella percibió al instante, podía aprovechar mientras que él dormía. Contempló a detalle su piel tersa y pálida, su nariz delineada y sus pómulos simétricos; su corazón empezó a latir muy fuerte y sus mejillas se tornaban más roja.

Para Mey siempre era su debilidad por las caras bonitas y muy varoniles que veía en revistas, sin embargo, tenía una cara deslumbrante de belleza frente a ella aunque este ser fuera un alienígena. Aún le parecía difícil hacerse la idea que Lou regresó y se quedaría con ella.

Odiaba admitirlo, pero se sentía feliz, sus delicados labios, se curvaron en una sonrisa fugaz. Esa felicidad que emanaba era poderoso y celestial que ahora ya no importaba nada más que ella y Lou.

La cuestión del vivir con él era que ella tenía que encontrar un trabajo urgente para sobrevivir ya que prácticamente, Mey mantendría a Lou. Solo esperaba que él no se interpusiera en su decisión.

<>, se preguntó sin dejar de acariciar la cabeza de Lou, ella sentía pesados sus párpados.

Sin ser tan brusca, se removió cautelosa y con mucho cuidado dejó la cabeza de Lou sobre el sofá. Tan pronto lo hizo, camino a su habitación para buscar una manta y una almohada.

Ella regresó y envolvió a Lou con la manta y colocó la almohada en su cabeza. Apagó el televisor y vio a Lou por última vez antes de apagar la luz y dirigirse a su habitación para dormir. Sólo esperaba que Lou no se cayera del sofá.

Al día siguiente...

Una mañana como siempre, con un clima frío y los rayos del sol, iluminando el Bosque Darkness.

Mey se dio una ducha rápida y estaba preparada para empezar un nuevo día. Ella salió de su habitación y se dirigió de inmediato a la sala de estar y Lou seguía plácidamente dormido. Mey tenía en mente en salir a comprar alimentos con el poco dinero que tenía. Iría a la tienda más cercana del Bosque Darkness. Su estómago gruñia por el hambre atroz que sentía.

Contemplado que Lou seguía durmiendo, camino sigilosa a él; el bello durmiente como ella lo apodo.

- Lou, despierta, tengo que salir. - susurró cerca de él pero nada, Lou seguía envuelto en su gran sueño.

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Busco su cartera y sin más preámbulo salió de su hogar.

Tomó un taxi particular de la zona y se dirigió a la tienda 24 hrs, como así se le conocía. Pero ir a esa tienda le provocaba molestia ya que ahí era donde trabajaba, temía que sus amigos-empleados la hostigaran con preguntas innecesarias.

Mientras que Mey se dirigía a la tienda; un joven médico, parqueo su automóvil cerca del camino que iba directo al hogar de Mey.

Ese hombre con ojos zafiros y un traje formal, sostenía una bolsa de regalo y se encaminó cuesta arriba. Radiaba una felicidad enorme al visitar a su hermana después de aquel fatídico día.

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A grandes pasos llegó al hogar de su hermana. Era la segunda vez que la visitaba.

*Toc Toc Toc*

- ¡Mey! Soy yo... - exclamó al ver que ella no respondía. Miro la hora en su reloj de mano: 9:30 A.M., él pensó que ella aún estaría durmiendo así que giro el picaporte y como suponía, no estaba asegurada.

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Cerró la puerta y avanzó por el pasillo pero antes de doblar a la izquierda, se detuvo en seco cuando vislumbró una figura a la lejos, este hombre era muy perspicaz. Su excelente vista se concentró en aquella figura sobre el sofá.

Así que creyendo que era Mey quién dormía en el sofá, se acerco sigilosamente pero cuando vio más de cerca, esa figura grande con una manta torcida sobre su torso y los pies al descubierto, se dio cuenta que era un hombre.

En un santiamén, sus ojos se oscurecieron y su aura llena de felicidad se desvaneció. Sin hacer ruido, a zancadas sigilosas, fue a la habitación de Mey.

Giro la perilla sin contemplaciones.

- ¡Mey! Tú... - se quedó a medias cuando no vio a su hermana.

Entonces exasperado, se encaminó de vuelta a la sala de estar, empuñando la bolsa de regalo que sostenía. Se quedó de pie con una expresión sombría, observando la figura durmiente de Lou.

<<¡¿Quién será este tipo?!>>

Walter(mellizo de Wendy), el medio hermano de Mey, esperaba por ella con exasperación. Él era un hermano protector, entusiasta pero con un temperamento cambiante, quería demasiado a su hermana y la única familia sincera que consideraba Walter. No soportaría más que alguien le volviera causar un daño doloroso a su querida hermana.