"¡Yo no podría haberlo besado!"

Después de un gran tiempo acostada, Mey por fin despejó su mente y se sentía más relajada. Quería tomar una ducha antes de irse a visitar a su abuela Naty y desayunar algo ligero y rápido.

Aunque decidió ir a ver su abuela, por dentro sentía una opresión en el pecho por tener que revivir recuerdos nada agradables. Se estaba arrepintiendo pero sus ojos brillaron con determinación; quería ese valor que le hacía falta. Se recordó a sí misma que no debía flaquear, que no podía echarse para atrás. Aparte ya le había dicho a su hermano Walter con seguridad y lo más probable que su abuela Naty ya estuviera enterada.

Suspiró.

Se levantó con pereza y atisbo la caja de chocolates vacía. Frunció su ceño.

- Aah...no puede ser. - murmuró depecionada de si misma al darse cuenta que se comió todos esos chocolates.

Entonces, dedujo que el sabor a ron de esos chocolates se le subieron a la cabeza y lo más seguro que eso le dio valor para infiltrarse en la habitación de Lou. Era absurdo para ella que esos chocolates con el toque de ron le hicieran demasiado daño.

Cogió su móvil y se percató que había un mensaje. Desbloqueo la pantalla y ese mensaje era de su hermano Walter. Claro, él mismo había añadido su número, siendo el primero en la lista de contactos.

Presionó el icono de mensaje y leyó.

[Hermanita, por cierto, esos chocolates son un poquito fuertes. No lo comas en exceso. Te quiero hermana y estaré esperando por ti. No sé te olvide avisarme. Adiós y llega con cuidado. O:-)]

Mey soltó un gran suspiro. Vio que el mensaje le había llegado a las 10:40 P.M.

<>, pensó ella con la expresión decaída porque todavía no recordaba qué sucedió después de comerse los chocolates.

Se dirigió a su armario y busco un conjunto de ropa casual y apropiado. Tenía en cuenta que su familia era muy recatada en cuánto a la vestimenta.

Abrió la puerta de su habitación pero antes de salir, sacó su cabeza, inspeccionando por el largo pasillo si había señales de Lou pero nada.

Solo un silencio absoluto.

Salió completamente de su habitación y entró al baño, asegurando la puerta como siempre.

Se desvistió; su piel pálida quedó al descubierto. Cuando miro sus senos perfectamente moldeados y grandes, no pudo evitar recordar el instante cuando sus senos se estrujaron con el brazo fornido de Lou. Un calor se apoderó de su mejillas ante la insólita imagen de la erección de Lou y un hormigueo se produjo en toda su piel.

Se golpeó las mejillas para no pensar más sobre esa escena bochornosa y entró en la tina.

Sin necesidad de llenar la tina, abrió la regadera y el agua fría cayó sobre su piel, respingando al contacto del agua. Se dejó relajar, poniendo en blanco su mente. Unos segundos pasaron y Mey tenia una expresión aliviada.

Pero antes de echarse shampoo, se detuvo.

Su mente le estaba mandado flashes instantáneos de lo que ocurrió anoche. Sus pupilas dilataron, su corazón se aceleró en un santiamén y su cuerpo tembló baja el agua.

Se quedó inmóvil ante el recuerdo de sus pensamientos; ese pensamiento tan directo. "Quiero besarlo...", se repitió una y otras vez en su mente mientras que seguía estática con el rostro estupefacto.

El agua de la regadera no dejaba de correr sobre su espalda. No podía creer lo que su mente le estaba señalando. Para ella fue descabellado pensar que pudo haber hecho eso.

Esos recuerdos eran débiles pero lo bastante claro para recordar como entró a hurtadillas en la habitación de Lou. Ahora, su mente estaba hecho un revoltijo; su única excusa ante esos recuerdos fueron que se trataba de una simple pesadilla, un mal sueño y nada más.

Sin embargo, el flashback era más repetitivo con todo el peso de la realidad.

- No, no... ¡Yo no podría haberlo besado!, ¿o sí?. - se preguntó a sí misma, exaltada ante la dura realidad.

Se contrajo ante la incertidumbre de haberlo besado o no. Apenas se aliviada por la escena de hace un rato y ahora aparecía esto en su mente, dejándola peor.

Pero entonces, otro flash destello con más claridad, poniéndola pálida por completo. Esa imagen en su mente era cuando Lou estaba encima de ella. Su corazón dio un vuelco enorme.

Mey estaba petrificada...

<<¡Aghr! ¡¿Qué desgracia ha pasado?! Yo...¿Qué he hecho?>>, se preguntó Mey con una incertidumbre abrumante.

Ella visualizó el recuerdo, esa mirada fría de Lou, sus labios entreabiertos, su pelo blanquecino en cascadas; Mey se grabó el rostro enigmático de él. Todo fue detallado a pesar de la penumbra de anoche.

Ella seguía sin moverse con la mirada perdida. En serio que para ella fue difícil creer que sólo esos chocolates a ron fueran el causante de un acontecimiento sin precedentes. Bueno, ella se imagino un sinfín de cosas que pudieron haber pasado anoche.

Ahora, la incógnita era saber si beso o no al enigmático ser de Lou.

Intento no martilizarse más y se ducho lo antes posible para no caer en un absimo de desesperación.

...

Después de una agobiante ducha. Mey estaba lista físicamente pero no mentalmente a causa del flashback espontáneo que le llegó hace un momento.

Por supuesto, su incertidumbre era enorme pero no se atrevería a preguntarle a Lou. Tenía demasiado vergüenza de sí misma para preguntar algo tan directo y conciso. Era el beso que la preocupaba porque verificó que ella seguía siendo virgen. Ante ese reconocimiento se sintió muy tonta al imaginar que Lou la había tocado.

Irónicamente, imaginó que lo seres alienígenas ni siquiera podían tener sexo o eso intentó creer ella.

Dejando de lado su caótico interior.

Se terminó de arreglar. Mey ya estaba preparada para salir a la Región C. Otra inseguridad la abrumo al pensar en su familia. Pero hoy era el día que tenía que hacer frente a todo.

- Oh dios mío...dame esa fuerza que necesito para enfrentar lo que se avecina. Y de paso borra con tu luz celestial mi bochornoso encuentro de anoche. - musito Mey al mismo tiempo que se cubría su cara apenada.

Soltó un gran suspiro.

Se peinó su pelo violeta, en una media coleta. Se maquilló sin exagerar tanto. Agradecía que no tenía ojeras como antes. Sabía que ahora ya dormía con más normalidad.

Mey vestía una malla de piel color negra que se ajustaba a sus muslos y caderas de una forma sexy acompañada con unas botas de terciopelo color crema. Tenía puesto un gran bluson de manga larga color blanca y una bufanda verde limón alrededor de su cuello. Se veía muy hermosa, con una figura bastante llamativa. Aunque ella no era de esas chicas que presumían de su figura.

Se vio por última vez en el espejo. Buscó su móvil y lo guardo en su pequeña cartera rosa donde sólo tenía un solo billete que apenas le alcanzaría para el autobús.

Tenía que recurrir a su hermano Walter para que le prestará un poco de dinero mientras que ella conseguía un trabajo. Le apenaba la idea de prestar dinero pero no tenia de otra.

La primera opción de encontrar un trabajo cercano era donde trabaja antes pero lo dudaba. Ella realmente quería otro trabajo que no tuviera que ver con ser una cajera de medio tiempo.

Antes de salir de la habitación, se sentó en el borde de la cama para enviarle un mensaje a su hermano que llegaría en una hora.

Ya eran a las once de la mañana.

Solo había tomado una taza de café mientras que Lou seguía encerrado en su habitación. Ella ya le había instruido que iban a salir y por lo tanto debía usar el traje que compró en el centro comercial. Mey sabía perfectamente qué un gran interrogatorio llegaría ante la llegada de Lou en la finca de su familia.

<>, pensó Mey con frustración.

Así que se quedó sentada mientras que Lou aún seguía en su habitación, postrado en el espejo, mirando su otra apariencia.