Ella hecho a volar su imaginación: "Si tan solo...si tan solo fuera un humano..."

Un silencio ensordecedor rondaba a Lou, quien se contemplaba en el espejo con su peculiar expresión indescriptible.

Apenas había terminado de arreglarse; se mostraba incómodo al estar usando un traje de sastre color vino oscuro. Una corbata de rayas en tonalidades grisáceo y una camisa blanca.

En particular a Lou no le interesaba para nada por qué vestirse de una manera formal pero Mey fue muy específica que debía de usar un traje para aparentar ser un humano normal, común y corriente. Sin embargo, él no se miraba como cualquier persona común, al contrario, se veía más destacable y deslumbrante al ojo humano.

El traje se ceñia perfectamente en su gran cuerpo fornido. También utilizaba un calzado negro y sostificado. Anteriormente, Mey se los había comprado junto al traje.

Se había peinado levemente hacia tras pero su pelo blanquecino era rebelde para estar en un mismo lugar por lo sedoso que era.

También uso una delicada cantidad de colonia. Claro, Mey se lo había obsequiado para que lo usará. Pero al oler ese aroma varonil, sus sentidos se agudizaron. Lou estaba más concentrado de lo normal.

Se tocó su pendiente cilíndrico, él sabía muy bien que no debía quitarlo por nada del mundo ya que era una fuente de poder inimaginable y lo cual le ayudaba para pasar desapercibido ante lo de su misma especie alienígena.

Tenía muy presente las palabras de Mey, que todo lo aprendido para ser un humano normal debía ponerlo en práctica al máximo. Su percepción extrasensorial era su mejor aliado para este momento, cuando la situación lo pusiera en una encrucijada.

<>, pensó Lou con el ceño fruncido.

Muy dentro de él era inaceptable tener que adaptarse completamente en la sociedad de la especie humana. Eso sin duda, jamás lo profetizó.

No dejaba de verse en el espejo, en verdad era difícil aceptar su dura realidad. Una dura realidad que lo llevaría quedarse en el Planeta Tierra por más tiempo. Entonces, por su mente pasó lo sucedido de esta mañana, tenía muchas interrogantes que flotaban una tras otra. Pensó en Jeff cuando le dijo que no estaba enfermo sino que se debía a algo más. No tenía otra opción que volverlo a buscar y obtener una respuesta precisa y concreta a lo que todo le está pasando desde que ya no pudo regresar a su Planeta Marte.

Sin embargo, lo que él no sabía era que todos sus emociones en su interior empezaban a desprenderse de su cuerpo. Su revolución apenas estaba por empezar y así Lou sería consciente de su verdadero yo.

...

Luego de unos minutos desesperantes para Mey esperando a Lou e intentando ya no pensar en lo de anoche aunque sentía una vergüenza enorme ante su actitud inmoral. Se puso de pie y se mentalizo a olvidarlo. Bueno, para Mey ser virgen era complicado. Todavía había muchas cosas que desconocía.

Agarró su cartera y salió de su habitación.

Enseguida se postró en la habitación de Lou.

*Toc Toc Toc*

De inmediato, Lou abrió la puerta y vio a la chica que tenía la boca media abierta.

Mey: - ¡...!

Mey estaba perpleja ante el gran hombre que tenía enfrente. Un hombre refinado pero con rebeldía a simple vista al mostrar su magnífico aspecto peculiar.

El impacto para sus ojos esmeraldas era demasiado. No podría creer el monumento de hombre que se había convertido con sólo usar un traje formal. Ella siempre lo observaba que él vestía ropa para estar en casa pero no se imagino que este mismo hombre desalineado fuera Lou.

Era realmente magnífico; ella levantó un poco más su cabeza para ver ese enigmático rostro. Sus ojos se deslumbraron ante una cara perfecta; pómulos simétricos, un mentón lampiño y más varonil y esos ojos inexpresivos y misteriosos.

Mey atisbo esos mechones de pelo que resbalaban en la frente de Lou. Pero lo que más era cautivante, era ese pendiente cerca de su lóbulo izquierdo que literalmente hacía juegos con los gemelos de su traje.

<<¡Oh dios mío! ¿Qué le pasó para que ahora se vea más sobresaliente? Pero que hombre...no, mejor dicho que alíen más magnífico y atractivo. Dios en serio será una tortura seguir vivir con él bajo el mismo techo. Esto simplemente será una locura.>>, pensó ella ya con el rostro ruborizado al ver el escultural figura de Lou.

Pasó saliva y enseguida desvío su mirada.

- L-Lou...emm...es hora de irnos. - le dijo Mey con la voz entrecortada mientras apretaba su cartera por lo tímida que se sentía ante la magnífica presencia de él.

Él sólo estaba inmutable como siempre. El traje lo sofocaba por lo ajustado que era para su enorme cuerpo y altura.

<<¿Qué clase de ropa es ?>>, se preguntó al mismo tiempo que se acomodó la solapa del saco y se tensaba más por la presión de dicha vestimenta.

Mey dio otro vistazo furtivo hacia Lou. Ella observó muy bien y rápidamente que el traje de sastre le quedó a la medida y que la corbata estaba perfectamente alineada y sin arrugas. Solo pensó que debía tener una inteligencia inimaginable y claro, Lou era un alienígena con una mente super poderosa.

Ella tomó la iniciativa y avanzó primero mientras que Lou la seguía en silencio.

Aseguró la puerta principal y bajaron la colina.

Era una manaña fría y con los rayos tenues del sol sobre el Bosque Darkness. Mey miro a su alrededor los hogares vecinos, por si alguien la veía junto a Lou. Bueno, no le importaba cómo los demás la vieran o hubieran rumores pero quería ser precavida en cuanto a Lou ya que él no era cualquier ser; solo por seguridad hacía lo demás.

Claro, como Lou mismo dijo que lo ocultará ante lo demás pero aquellas palabras se las llevó el viento.

Mientras esperaban el autobús para la Región C, Mey empezó a sentirse ansiosa. Dentro de poco tendría enfrente a su familia después de un mes. Muchas cosas le rondaban en su cabeza: cómo reaccionaría al ver a su padre, qué diría al respecto de volver a pisar el hogar que juro nunca visitar y lo más abrumante, qué hacer cuando se topará con su media hermana Wendy junto a Isaac por mera casualidad.

<>, pensó con una expresión determinante.

Se repitió que sería fuerte, que ya no lloraría por todo y que ahora sí sería capaz de sobrepasar cualquier obstáculo.

Suspiró y ladeo su mirada hacia Lou, quien se mantenía estático a un metro de ella y con la mirada hacia el frente.

También se cuestionó qué diría sobre él, si alguien de su familia indagaba más sobre su identidad. Eso sin duda la ponía entre la espada y la pared. Temía que la malinterpretaran como lo hizo su hermano Walter. Diciendo que Lou era su novio, de solo pensarlo, se puso roja.

Entonces, al no despejar su vista de Lou, recordó cuando él era sombrío y tenebroso al especular sobre su origen pero hasta ahora Lou se mantenía al margen sin mostrar era personalidad temible. Ella creyó que era mejor así, no volvería a indagar sobre su origen aunque ya sabía exactamente lo que era.

Estaba hipnotizada, lo miraba cómo una admiradora secreta.

<>, pensó en suspenso y hecho a volar su imaginación. Una visualización de ella con Lou, como una pareja; al unísono recorriendo un largo camino. Si, Mey tal vez se atrevería tener sentimientos hacia Lou pero si fuera un humano, y no un alíen oculto bajo ese hombre tan majestuoso. Pero se preguntó a sí misma internamente: ¿Estoy lista para volver amar, sea quién sea?

Soltó un gran suspiro.

Nunca imagino que su nueva etapa de vida sería bastante peculiar y misterioso al convivir con un ser del espacio exterior.

Se disperso de sus pensamientos cuando el autobús llegó y ambos subieron. Agradecía que el autobús estuviera casi vacío. La última vez fue incómodo escuchar tanto comentarios especuladores. Sólo podía darse fuerzas internamente mientras llegaban a la Región C, y de ahí a la Finca De la Rosa.