En la Cuidad Solé...
En una residencia de lujo a las afuera de la Cuidad Solé, en una ubicación desconocida; el gran magnate se encontraba recostado en el sofá, viendo las noticias de último momento.
De inmediato una nota en particular le llamó la atención. En dicha nota se detallaba la muerte de un joven guardabosques de nombre Noe Gates. El hallazgo de su muerte fue en el Bosque Darkness y que el cuerpo se encontraba en estado de descomposición y las partes de su cuerpo fueron mutilados de
manera despiadada.
El Presidente Orson frunció su ceño.
Él tenía en cuenta que le comentaron que el guardabosques había desaparecido cuando la nave se estrelló en la superficie.
El Presidente Orson solo se dijo que aquel que descendió de la nave, ese ser que tripulaba la nave, seguía con vida y a su paso le rebato la vida al ser humano que lo vio.
Pero su pregunta era: ¿por qué el tripulante mató a este humano sin piedad? ¿Por qué este joven apareció luego de una semana?
Los tripulantes de las naves tenían una regla específica y contundente: llevar a los seres alienígenas a salvo en cada planeta y regresar a su nave nodriza. Pero entonces qué sucedió con este tripulante desconocido, ¿por qué huyó de la escena? ¿Dónde se encontraba exactamente?
Por supuesto que el Presidente Orson tenía la inquietante duda sobre el paradero del tripulante y saber qué tipo de plan se tramaba.
'Qué acto más espeluznante.' para el magnate fue un hecho sin piedad. Pero sabía que cada ser de su espécimen eran aberrantes y despiadados. Algunos de estos seres oscuros suelen ser más sangrientos y crueles. Eran alienígenas y no todos provenían del mismo mundo, sino de otro mundo desconocido y recónditos en el universo.
Enseguida su móvil vibró por la llegada de un mensaje.
[Objetivo localizado. Alguien más se une a la lista.]
Él sonrió plácidamente. Saber que código X87 lo tenía en sus manos, fue un éxito pero al mismo tiempo se preguntó porqué alguien más venía junto a él.
<<¿Quién podría ser ese alguien? Esto será interesante.>>
Por otro lado, el asistente Remi se encontraba en la cocina sofisticada. Llevando acabo una orden de preparar té para los "invitados"
<<¿Por qué tengo que hacer esto? El presidente puede ser muy conservador rara veces...>>, pensaba el asistente Remi. No le molestaba el simple hecho de hacer un té pero tampoco no era un sirviente.
Le confundió por qué su presidente quería recibir a dichos invitados de una manera cordial. Eso para nada era habitual para su presidente. ¿Qué intención siniestra guardaba su jefe?
El asistente Remi no podía deducirlo. No tenía otra opción que obedecer y acoplarse a las órdenes de su jefe. Aparte no olvidaba que su presidente pasó una mala noche porque Cristina, su suplente, tuvo un pequeño incidente y el mismo Presidente Orson se tuvo de encargar de la situación.
Es por eso que no podía darse el lujo de replicar ante una instrucción de su glacial presidente. Bueno, aunque nunca lo haría por nada del mundo. Sin embargo, a veces ya no podía más. Tenía el estilo de un robot, trabajando las 24 horas del día.
A pesar que para los demás empleados de la corporación "Orlan" fuera el gran asistente como un gran ejemplo de seguir; Remi mantenía un secreto acerca de su orientación sexual. Si el gran magnate se enterará de ello, quizás Remi sería inmediatamente retirado de su puesto y enviado a su planeta.
Remi entendía las reglas y normas. Para su espécimen el amor no existe y menos las relaciones entre los seres humanos. Es por ese motivo que él mantenía su secreto y así seguirá por toda la eternidad.
...
Afuera de la residencia privada y lujosa, un automóvil blindado se estacionó.
Los tres hombres de negro descendieron del auto. Jeff, claramente irritado salió, inspeccionando el lugar donde se encontraba.
Ya afuera, el hombre de negro miró fríamente a Jeff por su arrogancia que emitía.
Etna, todavía inconsciente seguía en el automóvil.
- La llevarás tú. - espetó el hombre de negro.
Y Jeff empuño con fuerzas sus manos. Nada le costaría salir del lugar con su poder extraordinario, pero con Etna inconsciente, era imposible actuar.
<<¡Maldición! ¡Joder! Malditos sean. En serio que me la pagarán.>>, Jeff maldijo por dentro.
Él volvió al auto y tomó la mochila de Etna y luego cargo a Etna como un simple costal. Fue descuidado que ni siquiera se fijo que ella usaba una falda.
Maldijo de nuevo y sin mirarla a detalle, le aliso la falda.
Recordó el día que Lou cargo a Mey como si nada y él mismo pensó que Lou no fue un caballero. Pero ahora mismo, Jeff se veía de este modo al cargar a Etna como cualquier cosa. ¿Cómo podría comportarse gentil si la chica humana era la culpable de su desgracia?
Solo se irritó más de la cuenta.
Los dos hombres de negros se quedaron en la entrada, vigilantes. Y el otro hombre de negro guió a Jeff adentro de la residencia privada.
Enseguida subieron por una larga escalera. De manera furtiva, Jeff fijada una salida de escape, las grandes ventanas le mostraban el lugar. Solo vegetación y árboles era lo que veía. No otro hogar, ni postel de comunicaciones.
¿Qué tipo de lugar era este?
El Presidente Orson seguía sentado en el sofá de piel, como el gran magnate que era. Ninguno otro se comparaba a su nivel de poder. Estaba satisfecho por tener a código X87; él tenía en claro que Jeff poseía una pieza muy valiosa, que era cuantioso en término económico.
Enseguida el hombre de negro hizo su aparición ante el magnate.
- Aquí está. - anunció el hombre.
Jeff se detuvo con la chica en su hombro.
Atisbo al Presidente Orson. No se sorprendió para nada. Sabía que sólo era cuestión de tiempo para volver a verlo.
'Qué divertido será.', pensó Jeff.
- Ja, no imaginé que fueras tú. - habló Jeff, sonriendo con malicia.
El Presidente Orson no se inmutó para nada.
- Retírate. - dijo el presidente, refiriéndose al hombre de negro. Éste asintió y bajo las escaleras.
Entonces el presidente miró a Jeff, curvando sus labios en una sutil mueca.
- Adelante, supongo que esa chica es mucho peso para ti. No seas tímido y ponte cómodo. - mencionó el Presidente Orson con tono de sarcasmo. Le señaló a Jeff que se sentará en el sofá de a lado.
<<¡Hijo de...! Bien, no le daré el poder sobre mí. Veamos hasta dónde llegará.>>, Jeff crispo sus labios.
Se encontraba frente al presidente glacial y el más temible de su espécimen. No iba a permitir que él obtuviera poder sobre sí mismo.
Muy pronto, las cosas tomarían un giro inesperado.