Las pupilas de Etna se dilataron, estupefacta por tener a Jeff casi encima de ella. Rápidamente retrocedió y chocó contra la puerta.
Ahora Jeff tenía el control de la situación. ¿Por qué esta chica lo volvió a llamar pervertido?
¡Era totalmente un insulto para él!
¡Era inaudito!
- ¿Pervertido? Ja, entonces, ¿por qué no simplemente te enseñó de lo que soy capaz?
Tan pronto las palabras provocativas y maliciosas de Jeff salieron de su boca, Etna se exaltó y sus pequeños ojos zafiros rotaron por doquier para encontrar la manera de salir.
¿Cómo era posible que este chico la acorralara de tal manera?
¿Cómo será capaz de enfrentarlo?
Jeff atisbo cómo la chica se contraia por la impresión que causaron su advertencia.
Entonces él extendió su brazo y tomó un mechón del pelo de Etna, descubriendo la cicatriz y mirando su cara escarlata.
De inmediato ella se estremeció por la acción atrevida de él y su respiración se destabilizo.
¿Qué pretendía hacerle este chico?
- Eeh...¿Q-Q-Qué? Tú... - balbuceo ella con los labios temblorosos.
Toda la valentía de hace un instante se desvaneció por la mirada intimidante y perversa de Jeff.
No sólo eso, sino que el color gris profundo y brillante de Jeff, la transportaban a otra dimensión.
Por supuesto, eso era lo que quería Jeff, solo darle un pequeño susto. No estaría siendo un pervertido después de todo.
Tenía que ser lo necesario para que ella se fuera de su vista y no volviera aparecer. Así que se dijo que sería cruel.
- Ahora, ¿te irás?. - inquirió él.
Pero ella se quedó en silencio, sentenciando sus palabras de Jeff.
Y Jeff, irritado, abrió sus labios, mirando fijamente a la pasmada chica.
- Hmph. Tienes agallas para llamarme pervertido y no irte cuando te lo pido. Eres una niña testaruda. Te dije que ese beso fue por venganza. - entonó él, alisando el mechón de pelo de Etna, mientras que ella permanecía estática y pensando qué decir.
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- ¿Sabes?, nunca besaria en serio a alguien como tú. ¿Olvidas que mencioné que no eres mi tipo?
Etna se quedó perpleja; sus ojos zafiros contemplaban como él hablaba seriamente. Una parte de ella no quería creer lo que estaba escuchando; se negaba a procesar tales palabras.
Y al siguiente segundo, una atmósfera densa se produjo entre ellos.
- ¿Acaso no te has visto en un espejo? ¿No has visto esa parte de tu cara?. - añadió él; desdén y frialdad fueron sus palabras.
Él soltó el mechón de pelo. El corazón de Etna sintió una dolorosa opresión. Cada palabra se incrustó en su cerebro. El mismo chico que le dijo que no veía ningún defecto, ahora le escupia en su cara, su debilidad y su apariencia imperfecta.
Sin que fuera consciente, sus lágrimas brotaron. Fue un duro golpe las palabras afiliadas de Jeff; eran balas que iban directo a su pobre corazón.
Jeff se movió un poco hacia atrás al atisbar que la chica empezó a llorar.
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Él se quedó quieto, sin entender el enredo de su cabeza.
Etna: - Sniff...claro que lo recuerdo...sniff...me dijiste que no soy tu tipo... - murmuró sollozando.
Jeff: -...
- Y claro que me veo en un espejo...sniff...todos los días, pero, pero... - pausó ella para limpiar sus lágrimas.
Clavó su mirada en la de Jeff.
Y de inmediato él se contrajo por la expresión lamentable de ella.
- N-No tenías que expresarlo de esa manera...sniff...no tenías que serlo. - agregó Etna y sus lágrimas brotaban sin parar, humedeciendo su ropa.
- Er...deja de llorar. - carraspeó Jeff, ni siquiera entendía por qué sus se atascaban en su garganta.
Ver a Etna en ese estado, lo abrumo.
- C-Creía que tú eras diferente. Creía que eras diferente a los otros. P-Pero me doy cuenta que no. - ella dijo con una sonrisa débil y sutil en su cara lamentable.
Y el corazón de Jeff sintió una opresión por escuchar las palabras de ella.
¿Qué era lo que le pasaba? ¿Por qué sentir pena por una humana?
Etna sin recibir una respuesta y con el corazón doliente, jaló la manija de la portezuela y salió. Con esa misma expresión lamentable se dirigió a Jeff.
- Eres, eres un idiota...¡¡Un idiota!!. - ella dejó salir con las fuerzas que tenía y la portezuela se cerró de golpe.
Etna corrió hasta su hogar y desapareció de la vista de Jeff.
Él se quedó perplejo por lo que acabó de suceder. No se molestó porque la chica lo insultara de nuevo, sino porque sabía que hirió los sentimientos de Etna.
Pero, ¿por qué sentir culpa, si se dijo que los humanos no eran nada?
Apretó con fuerzas sus puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
<<¡Joder! ¡Maldición! ¿Por qué siento tanto coraje?>>, se cuestionó él.
No comprendía que era lo que exactamente le ocasionó la chica humana.
¿Qué hizo ella para se enojara consigo mismo?
Maldijo una vez más y volvió al asiento delantero. Ignoró sus mismas emociones que se alborotaron por la situación. Al menos se dijo que había logrado que ella se fuera y que ya no lo volvería a buscar.
...
Adentro del hogar de Etna.
Ella se encontraba en su habitación, llorando y en cuclillas adentro del baño. Parecía una niña pequeña que fue regañada fuertemente por su padre. Ya estaba acostumbrada al mal trato de los demás; de las burlas y miradas despectivas pero Jeff, él en especial fue muy duro y doloroso que no pudo soportar las palabras glaciales.
Sin duda se comportó como un chico despreciable.
Sus lágrimas eran un manantial, corriendo por sus mejillas escarlatas.
Estaba tan hundida en sí misma que no se percató que entró sin avisar como todos los días lo hacía. De inmediato, pensó en Rubí, quería el consuelo de alguien y la compañía para no lamentarse más.
Así que se puso de pie y se lavó la cara.
Ya un poco más tranquila, salió de su habitación y se dio cuenta del silencio ensordecedor que inundaba su hogar.
Camino hasta la sala de estar y se detuvo en seco al atisbar la mochila de su hermano. Entonces dedujo que su hermano estaría afuera, buscándola.
- R-Rubí...ya estoy aquí. - avisó en medio del silencio, pero no hubo respuesta alguna, absolutamente nada.
Se puso ansiosa por estar sola. También se preocupó que su hermano la anduviera buscando como loco por todo el lugar. Y lo más probable que Rubí estuviera con él.
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Etna supo que no tenía que salir, ni siquiera tenía idea de dónde exactamente la estaría buscando Caleb. Aparte él había dejado su móvil, así que no había manera para comunicarse con él y decirle que estaba en casa.
Decaída se sentó en el sofá, rogando para que Caleb llegará a casa. También pensado qué tipo excusa diría por todo este tiempo que estuvo desaparecida.