"Suaves y esponjosos..."

Mey: - ¡¡¡...!!!

Ella estaba petrificada; sus neuronas dejaron de funcionar de un segundo a otro, no daba crédito a lo que sentía.

Esa mano que estrujaba su seno derecho, la descalabro por dentro. Sus manos se despejaron de su cara, mirando escéptica como el ser inmutable de Lou tenía envuelta su mano en su seno.

Lo que evito por tanto tiempo, lo que incluso le prohibió a Isaac, ahora mismo fue corrompido por Lou, un ser del espacio exterior que se atrevió a tocarla.

Al mismo tiempo, Lou sólo mantuvo su mano estática; sus grandes dedos rodeaban la suave piel de Mey. Aunque todavía Lou por dentro seguía repitiendo que el sostén era un estorbo.

<>, describió Lou en su mente.

No podía evitar esa llama incandescente que se concretaba en su ser. Entonces no conforme con palmar un seno, dirigió su otra mano en el otro seno.

Sus dos manos se posaron en los perfectos senos de ella. Lo cual sobresalto a Mey.

Ella bajo la mirada y su cara se puso como un tomate maduro. Tampoco no podía con la llama ardiente que la hacía estremecer.

No entendía porque su cuerpo se sentía extraño y caliente. Era increíble que las manos de Lou, la transportarán a un mundo desconocido. Su mismo corazón se aceleró locamente y esa sensación indescriptible la envolvió...de placer.

La intimidad para ella era algo vergonzoso y complicado por ser virgen pero ahora, ese pudor había sido arrebatado por Lou.

- Se sienten...suaves y esponjosos... - entonces confesó él, sin medir sus palabras y con su vista clavada en los ojos de Mey.

Una intensa mirada que Mey sintió una electricidad flameante.

Y nuevamente Lou estrujo los senos pero con más fuerzas que Mey gimió. Rápidamente una parte de ella, despertó y recobró los sentidos y en un vaivén tomó la muñeca de Lou para que dejará de estrujir sus senos.

- De-Detente...deja de hacer eso. ¡Eres un pervertido!. - exclamó ella con la voz entrecortada.

Lou: - ¿...?

De inmediato, también Lou reaccionó y vio la cara roja y los ojos cristalizados de Mey.

Con las fuerzas que ella tenía, logró retirar ambas manos de Lou y tambaleante se alejó de él, cubriéndose sus senos.

- Tú...¿C-Cómo...? ¡Argh!. - exclamó ella sin saber que decir.

Se quedó en el marco de la puerta. Se dio cuenta que no podía salir porque tenía la ropa húmeda.

¿Cómo era posible que huyera de su propia casa?

- Sal, ahora. V-Voy a ducharme. - espetó ella y Lou como un cachorro regañado y decepcionado porque ya no pudo seguir tocando los suaves y esponjosos senos de ella, se encamino a la puerta mirando de soslayo a Mey.

Ella a pesar de su cara carmín estaba molesta.

Tan pronto Lou salió, ella cerró la puerta de golpe.

Simplemente Lou se quedó mirando la puerta con una expresión triste y solitaria.

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Él se fue directo a su habitación y tratando de disipar esa ola de calor que le nublaba los sentidos; sin saberlo aún, sus emociones estaban desatadas.

Ya Lou en su habitación, se observó en el espejo, mirando con cautela sus rasgos raciales pero lo que le hizo fruncir su ceño fue atisbar el color escarlata de sus pómulos.

- ¿Qué tengo...?. - se preguntó a sí mismo, sin saber qué le sucedía.

Decidió recostarse en la cama y calmar ese reveloteo de su interior.

Por otro lado, Mey se desnudo por completo y se adentró en la tina. Todavía conmocionada por la acción deliberal de Lou.

<>, se quejó en silencio.

Sería difícil disipar la sensación ardiente de su cuerpo. Nunca se imaginó que el ser inmutable fuera un hombre sin pudor.

***

6:30 P.M.

En la residencia lujuosa donde se hospedaba el Presidente Orson, el ambiente en su sostificado estudio era gélido; él se encontraba sentado en su silla reconfortable, tiriteando sus dedos en la mesa, observando un archivo.

El asistente Remi estaba en la espera de una orden de su magnate.

Luego del sabor amargado que provocó Jeff, el humor del Presidente Orson era más gélido que otra veces.

Por supuesto que el asistente Remi era consciente de su error. Creía que el estado de ánimo del magnate podía incrementar por el hecho que dentro de una horas se iban a preparar para llevar a cabo la captura de código D56.

Tenían que planear una estrategia cautelosa y sigilosa para no causar una conmoción.

El Presidente Orson ya tenía en sus manos el registro pertinente y preciso de la ubicación de Mey así como los habitantes que vivían a su alrededor y en específico eran 20 habitantes hugareños que vivían alejado de la ajetreada ciudad.

Para el gran magnate no era nada arriesgando y tampoco su mayor problema. Sin embargo, tenía que elaborar un estratagema perfecto y sin fallas para no cometer el minúsculo error.

Ya que no llevaría a sus hombres de negros para levantar sospechas, así que ya tenía en mente a una persona en particular para que lo ayudase.

Sostuvo el archivo en su mano y miró por últimas vez. Ese alguien quien usaría, era un ser alienígena que lleva viviendo en el Planeta Tierra alrededor de diez años.

Un humano a la vista de cualquiera pero con un corazón negro y podrido. Incluso se compararía con el mismo magnate pero con la diferencia que este ser alienígena actuaba de manera irracional y sin pensar en las consecuencias mientras que el Presidente Orson actuaba de manera precisa y sigilosa para no manchar su reputación.

- Remi, contacta a Zero. - anunció el presidente y el asistente Remi abrió sus ojos como platos al escuchar el nombre de Zero.

No pudo evitar apretar con fuerzas sus puños; Zero a quien tenía que contactar era el consentido del Presidente Orson hace tiempo, casi la mano derecha, un ser sádico idéntico a la personalidad de código X87.

Alguien que para Remi no era más que una terrible amenaza para la humanidad.

¿Por qué el asistente Remi le abrumaba la idea de contactar a Zero?