Capítulo Cuarto (IV): Reconocimiento Cuarta Parte

La historia del ser humano es la historia de una guerra constante. A distinta escala y en distintos lugares, por supuesto, pero constante. Y entre batallar esto y combatir lo otro, resulta que hemos desarrollado un mundo militar y belicosero tan complejo y variado.

A lo largo de la historia ha habido espadas y hachas de todas las formas y tamaños, marchas a caballo y a pie, ataques en campo abierto y emboscadas, trajes ceremoniales y armaduras funcionales y toda clase de estrategias y formaciones que uno pueda imaginar. Y es justamente aquí, que pretendo reunir a todas esas unidades y guerreros que con los siglos han sabido ganarse un hueco en la eternidad ya sea por su eficacia, por su valentía o por haber conseguido hacer que su leyenda supere a la realidad y perdure hasta el presente.

Hoplita griego

Los hoplitas eran la unidad de infantería del mundo clásico, un tipo de soldado disciplinado y bien entrenado que alcanzó su máximo apogeo en Esparta y en la Macedonia de Alejandro Magno. Podían ser guerreros profesionales pero lo más habitual es que fueran ciudadanos-soldado que acudían al campo de batalla para defender los intereses de su polis en asuntos políticos y económicos. Su equipo constaba de casco, coraza y grebas de bronce; un gran escudo circular (aspsis) y una lanza de asta larga. Para el combate en distancias cortas o por si se les rompía la lanza solían llevar una espada (kopish o xifos, según la forma).

Uno de los rasgos más distintivos de los hoplitas es que combatían en formación de falange: creaban un muro de escudos hermético y hacían que las lanzas sobresalieran como si fueran los dedos de una mano. Los griegos utilizaban la falange como táctica ofensiva y no defensiva, avanzando como un solo cuerpo contra el enemigo, chocando contra él e intentando colar las lanzas por los huecos que hubiese para romper la formación rival y poder atacar abiertamente.

Medjay egipcio

Los medjay han pasado a la historia como la guardia de élite que protegía la vida del faraón y de su familia, pero parece que su papel era más amplio que eso. Procedentes del norte de Sudán, es muy probable que fueran reclutados como mercenarios o forzados a entrar en el ejército tras ser hechos prisioneros. Con el tiempo pasarían a integrarse en el ejército del faraón y su habilidad les haría destacar, convirtiéndolos en una especie de policía paramilitar entre cuyas tareas se encontraban ejercer como escolta de los exploradores, mantener el orden en las ciudades, proteger las tumbas y lugares sagrados de posibles ladrones y, sí, también proteger a la familia real.

Los medjay eran unidades ligeras que debían ser capaces de moverse con rapidez, por lo que su equipo más habitual contaría con armas de filo como el khopesh (espada de hoja curva similar a una hoz) y armas a distancia como el arco.

Caballería pesada inglesa

Muchos historiadores creen que la aniquilación de más de 40 000 romanos a manos de jinetes germanos en la batalla de Adrianópolis (378) marcó el comienzo de la era dorada para esta unidad montada. La caballería se convirtió en un poderoso activo para los ejércitos de todo el mundo durante siglos pero, a su manera, la caballería pesada inglesa resultó ser una de las más temidas por sus enemigos.

La característica más importante del catafracto, como se conoce a la caballería pesada, es que tanto el jinete como la montura llevan armadura que los protege en la carga. La combinación de coraza y velocidad al cabalgar hacía de la caballería pesada auténticos tanques capaces de aplastar al enemigo y ponerlo en retirada con un par de ataques. La caballería pesada atacaba en gran número y blandiendo sus espadas, hachas, lanzas o mazas a gran velocidad, logrando así romper la formación enemiga y allanar el camino para la infantería.

Berserker

Conocidos popularmente como 'guerreros de Odín', los berserker eran la vanguardia de los asaltos vikingos. Se trataba de hombres que acudían al combate desprovistos de armadura, portando inmensas hachas danesas de dos manos y habiendo consumido un brebaje alucinógeno que los llevaba a un estado de ira descontrolada en el que no sentían miedo ni dolor. Esto para ellos obedecía a una naturaleza mística ya que creían que ese estado alterado de la consciencia era un regalo otorgado por Odín para ayudarles en el combate y les convencía de luchar con un arrojo irracional para morir con honor y ser acogido en el Valhalla.

Las leyendas cuentan que los berserker tenían la fuerza de diez hombres e incluso que podían transformarse en osos o lobos para combatir.

Jinete mongol

Sus arcos, que disparaban con maestría desde la grupa de sus fieles caballos, se convirtieron en el terror de Asia y gran parte de Europa. Bajo el mando de Gengis Kan, los mongoles pasaron de ser un pueblo nómada estepario y saqueadores a organizar un imperio cuya extensión superaba los treinta millones de kilómetros cuadrados. Su agilidad al desplazarse y la versatilidad que demostraron en el campo de batalla, siendo tan capaces de luchar en campo abierto como de emboscar y acechar por la noche, les llevaron a ser una de las mayores potencias de la historia.

Los mongoles portaban armaduras ligeras cubiertas con seda y aunque solían combatir con lanzas o espadas curvas, su arma predilecta era el arco compuesto. Se trataba de un tipo de arco bastante común en Asia en el que el cuerpo y las palas están formadas por varias láminas de distintos materiales (madera, asta, hueso, tendón) encoladas, lo que le proporciona mayor flexibilidad y fuerza que si derivara de una única pieza.

Guerrero zulú

Los guerreros zulúes tienen el privilegio de decir que derrotaron al poderoso imperio británico en un momento en el que casi nadie lo hacía. Su poderío se debe principalmente a las reformas militares y logísticas promovidas por el líder Shaka Zulú que cambiaron la forma en la que este pueblo del sur de África hacía la guerra. Shaka potenció la movilidad de la tropa, implementó nuevas estrategias como la división en varios cuerpos y las tácticas envolventes y mejoró el armamento tradicional con escudos más grandes y resistentes y las temibles iklwa, lanzas cortas de punta larga que casi pueden utilizarse como espadas.

En enero de 1879, un ejército de 20 000 guerreros zulúes atacó a una columna británica que avanzaba en territorio sudafricano como parte de las pretensiones de Gran Bretaña de anexionarlo a su imperio. A pesar de las diferencias técnicas y de armamento, la superioridad numérica de los zulúes y la tradición bélica basada en el combate sin cuartel hicieron que los británicos sufrieran una de las peores derrotas de su historia.

Guerrero águila azteca

Junto con los guerreros jaguar, los guerreros águila eran la élite de los ejércitos aztecas y la diferencia era que unos procedían de las clases populares (jaguar) y otros de la nobleza (águila). Todos los niños aztecas recibían formación y ciertos conocimientos militares durante su infancia, los cuales se continuaban a partir de cierta edad en una especie de academia militar donde se les preparaba para formar parte de la unidad más importante del ejército. Era habitual que a los aspirantes a guerrero águila se les obligara a pasar varias pruebas como aguantar castigos físicos para aprender a soportar el dolor o participar en pequeñas escaramuzas y capturar a algún enemigo.

Los guerreros águila aprendían a dirigir un combate, a planear una buena estrategia para cada situación y a manejar casi cualquier arma del arsenal azteca. Solían portar un yelmo de caoba con la forma de la cabeza de un águila y decorado con plumas y una túnica reforzada con cuero que les protegía el pecho. Entre sus armas más comunes estaban las lanzas, cerbatanas, azagayas (propulsores para lanzar proyectiles), los escudos y las macuahuitl, una especie de maza plana de madera en cuyos bordes se incrustaban piezas de obsidiana muy afiladas y que se utilizaba como una espada.

Soldado de los Tercios

Los Tercios aparecieron en durante la primera mitad del siglo XVI como una unidad dedicada a defender los territorios europeos del Imperio español frente a las aspiraciones de otras superpotencias o los desafíos independentistas de los mismos. Considerados por muchos como el primer ejército moderno del continente, entre sus grandes virtudes estaban la profesionalización del soldado y la innovación estratégica que les permitió actuar de forma versátil y efectiva en toda clase de situaciones.

Los Tercios estaban compuestos por unidades de infantería que primero atacaban con armas de fuego (mosquetes y arcabuces), después empleaban las picas para defenderse y frenar las cargas de caballería y por último atacaban con armas cortas como espadas y dagas.

Infantería napoleónica

La llegada de Napoleón al tablero de juego en Europa supuso un nuevo cambio de paradigma y sus estrategias demostraron ser imparables y le proporcionaron un impresionante (aunque breve) imperio sobre el que gobernar. Uno de los mayores cambios que hizo al reestructurar el ejército francés fue establecer que todas las divisiones militares contarían con un cuerpo de artillería, uno de caballería y uno de infantería para poder actuar como un ejército independiente en caso de ser necesario. Precisamente fue este último cuerpo, el de infantería, el que mejor le salió a Napoleón.

La infantería de la Grande Armée, como se conocía al ejército francés en tiempos de Bonaparte, se dividía en distintos cuerpos que le proporcionaban una ventaja considerable en el campo de batalla. Los que componían el grueso del batallón eran los fusileros, que se colocaban frente al enemigo y abrían fuego manteniendo la formación y sin importar cuántos cañonazos les estuvieran tirando. Después estaban los cazadores, que eran infantería ligera y se dedicaban a hostigar al enemigo con ataques rápidos y pequeñas escaramuzas que intentaban romper la línea. También estaban los voltigeurs, los granaderos, los carabineros y los zapadores. Las armas de la infantería napoleónica se basaban en los fusiles, carabinas y mosquetes y en las bayonetas para cuando tocase cargar.