ventana

La luz del sol entrenaba por la ventana de mi habitación llegando justo a mi rostro, como al decirme que ya era hora de despertar porque ya era del siguiente día. Me froté los ojos con ambas manos para intentar que mi visión se adaptara a toda esa luz que invadía toda mi habitación, había pensado seriamente en conseguir unas cortinas más oscuras y así no tener que despertar cada mañana con el sol en la cara, aunque sí era una buena forma de ahorrarme todas las noches el poner despertador.