Capitulo XVII-2

Hace 10 días.

- Cambias bastante cuando cocinas- le digo al señor cocinero.

Llevaba puesto su ridículo delantal que decía "el mejor papá del mundo" a mí me regalo un delantal fino color rosado, dijo que era necesario para aprender, se tomó la molestia de explicarme milimétricamente para que servía cada uno de los utensilios de cocina.

- Si no me concentro en ello, no puedo ser un buen maestro para ti- responde mientras me explica cómo hacer una galleta.

Hasta para eso es metódico.

Miro un dibujo que hizo, luego tomo uno de esos intentos de peluche.

- ¿Cómo alguien que es tan bueno cocinando puede ser tan malo dibujando o cociendo? Le pregunto.

- Bueno quizá no sea Alex Ross o Todd Mcfarle pero hago el intento de dibujar y frente al peluche.. por eso estoy aprendiendo.

Luego tomo un dibujo que hizo su hija, los comparo. El dibujo de su hija esta jodidamente bien hecho.

- ¿Enserio esto lo hizo tu hija? Le pregunto.

- ¡Sii!- Responde orgulloso-, ¡verdad que es buena! ¡ella es una artista nata!

Dibujo a un tipo con traje negro lanzando rayos, ni idea quien sea, pero parece muy malo.

- ¿Este es un malo? -Le pregunto señalando el dibujo.

- ¡Sii, el gran emperador Palpatine, Darth Sidius, el mejor villano de star wars! - Lo dice con emoción.

- ¿Te gustaría si fuera una villana? -Le pregunto en broma, mientras le guiño un ojo.

dice sin darse cuenta Augusto ya que estaba distraído mezclando ingredientes, luego se da cuenta lo que dijo y casi hace que el tazón se le voltee. Entonces se pone rojo.

No entendí lo que me dijo ya que lo dijo en otro idioma que no conozco.

Voy a molestarlo.

- ¿Dijiste que te gusto en otro idioma cierto? Le susurro al odio.

- N.n…no.on sé de qué hablas.

Me le acerco por detrás mientras comienzo a hacer círculos invisibles con mi dedo en su espalda.

- Me gusta que vengas casi todas las noches- le digo.

En verdad me gusta, su presencia me releja y me desestresa de lo que tengo que soportar por vivir aquí.

- A.aa.aaa. a mí también.

- ¿Quieres acompañarme a mi cuarto? Le pregunto mientras me recuesto sobre él.

El señor cocinero empieza a temblar sin saber que decir, es muy gracioso verlo reaccionar.

Entonces le cubro sus ojos con mis manos mientras le susurro.

- Es una broma.

Eso parece tranquilizarlo.

- ¿O quizá no lo es? Le susurro.

Normalmente se deprime muy rápido.

No me gusta verlo deprimido, es por eso por lo que[RMSC1] me gusta molestarlo, distraerlo de lo que realmente lo aqueja.

Quizá le pregunte porque mantiene así.

Habían pasado unos días desde que me empezó a enseñar a cocinar y yo le enseñaba costura.

Un día por estarlo molestando se cortó un dedo.

No se quejó ni nada, solo dijo que eso podía ocurrir si se distraía.

Sabía que era mi culpa, por eso fui a mi cuarto y traje una venda.

Aquella noche no seguimos, solo lo invité a pasar el rato conmigo decidí ponerme a prueba con lo que me enseño.

- Quédate quieto mientras te hago unas galletas- le digo.

Dejo mi cocina hecha mierda y preparo unas pésimas galletas.

El señor cocinero las prueba.

- Están muy mal….. comenta decepcionado- están quemadas y no tienen sabor.

Creí que diría cualquier cosa para hacerme sentir bien, pero no fue así, fue sincero.

Me pongo a reír como tonta.

- Me gusta que seas sincero conmigo- le digo.

- Es el deber de un buen maestro hablar con la verdad.

- Me merezco un castigo- le digo- dame unas palmadas en la cola maestro- exclamo sensualmente.

El señor cocinero se pone rojo.

Oportunidad que aprovecho para burlarme.

Algunas veces me quedo escuchando lo que dice sobre sus hijas, a las cuales ama mucho.

Anteriormente me molestaba solo verlo, pero ahora no me canso de verlo, escucharlo o tocarlo. Solo desearía que fuera sincero consigo mismo.

Existen días en donde no puedo aguantarme, las veces que lo he intentado tocar de más siempre se paraliza. O cuando salgo solo en bata a recibirlo siempre cierra los ojos y se queda en la entrada como una estatua.

Es gracioso ver sus reacciones.