Capitulo XXI-2

- Tengo un problema un monstruo se esconde debajo de mi cama, ¿me ayudarías a ya sabes?

- ¡Si! ¡claro! ¿es grande? No he visto un monstruo casero- comenta.

- No, para nada es uno pequeño, pero muerde duro.

- Ya veo… entonces tendré cuidado.

- Si deberías- respondo siguiendo con el juego.

¿Enserio me creyó eso? Es demasiado inocente, de hecho, parece emocionado.

Lo llevo hasta mi cuarto.

Emocionado me sigue el juego pensando en que va a ver un monstruo.

- Busca debajo de la cama- le digo- quizá este allí todavía.

- ¿No me va a comer? Pregunta el señor cocinero en burla.

Cierro la puerta suavemente.

Procedo a desvestirme, quedando en ropa interior.

- Ya recuerdo donde esta- le digo.

- ¿Enserio, donde? - pregunta emocionado.

El señor cocinero se levanta, se rasca la cabeza mientras me da la espalda.

Usando mis habilidades de asesina para algo que fuera de mi trabajo, me le acerco sin hacer ruido hasta estar detrás, me pongo de puntitas y le cubro los ojos y entonces le lanzo un suave rugido, mientras refriego mis pechos contra su espalda.

Augusto siente un cosquilleo por todo su cuerpo, para luego pasar saliva, él sabía lo que venía.

Le descubro los ojos al señor cocinero, quien gira para verme en ropa interior roja, se queda boquiabierto, lo empujo haciéndolo caer en mi cama.

- Dime Augusto, ¿alguna vez lo has hecho con una bruja? - estaba encima suyo solo en ropa interior, empiezo a desabotonarle la camisa.

Augusto estaba a punto de decir algo, pero se detiene de seguro sería algo que arruinara el ambiente. Entonces le quito el pantalón.

Me sorprende lo que tenía "escondido"

- Así que me estaban escondiendo esto- exclamo malévolamente- me voy a divertir como nunca contigo- le digo - ¡Ha, por cierto, soy un poco escandalosa!

- No creo que eso importe ahora- responde descaradamente.

- Señor cocinero pervertido, mañana no vas a poder caminar en todo el día.

- Eso si me preocupa.

- Y debería cariño, porque yo nunca miento.

El villano nunca no se enamora.

Eso es mentira.

Las brujas no tienen derecho a enamorarse si una bruja entrega su corazón será su fin, lo he escuchado tantas veces que prácticamente se había vuelto mi credo.

El héroe nunca escogería a la villana.

El señor cocinero no es un héroe, pero para mí si lo es.

Hizo que mi frio corazón latiera nuevamente.

Sin darme cuenta me enamore de él, pero no puedo decírselo, porque si lo hago dejare todo atrás solo para vivir junto a él.

Empujo al señor cocinero quien cae sobre mi cama, el me pide su pantalón para buscar algo entonces lo detengo.

- Voy con todo, así que no lo vamos a necesitar.

- Ee. ¿Estas segura?

Me quito el sostén y luego las bragas.

- Muy segura cariño.

Entonces ambos procedemos a disfrutar.

Tanto placer desbordado en un solo lugar.

No quiero que acabe.

Jamás me había sentido tan bien.

No es solo tener relaciones sexuales.

Lo que realmente estamos haciendo es…

Hacer el amor.

Luego de un par de horas alguien golpeo la puerta de la entrada, ya que pensaban que me estaba pasando algo debido a que estaban escuchando unos extraños ruidos, solo les dije que estaba ocupada y cerré la puerta para seguir con lo que estaba.

Despierto en la mañana del otro día muy alegre por lo sucedido el día anterior, aunque no veo al señor cocinero por ningún lado ¿se fue? ¿me dejo aquí? Pienso demasiado sobre ello, después de todo casi lo mato ayer, no lo deje descansar ni un solo momento, tal vez se fue a su casa. Porque no veo su ropa por ningún lado, solo estoy yo en mi cama arropada esperando algo que no creo que suceda.

Entonces.

El señor cocinero abre la puerta y me saluda. Llevaba su uniforme de trabajo. Bueno ayer no tuvimos mucho tiempo libre que digamos.

- Hola Liara, pensé que aun estabas dormida- dice el señor cocinero quien lleva una bandeja con un desayuno- entonces me tomé el atrevimiento de ir a tu cocina y bueno, prepararte algo.

Me sobo la cara aun medio dormida, mientras mi cariño me cuenta que fue lo que preparo, mientras me deja la bandeja con mi desayuno (el cual no es poco) sobre la mesa de noche. Desperté de un sueño para encontrarme con otro.

- Tranquilo cariño- le digo mientras me estiro aun en cama.

- Vale, entonces.

La persona que me gusta me lleva el desayuno a la cama mientras me sonríe, luego me da un beso en la frente entonces se pone a contarme porque eligió cada uno de los alimentos y blablablá, lo típico de él.

- Si necesitas algo mas me puedes decir- comenta mi cariño.

- Si, de hecho, quiero algo más- le hago una seña para que se me acerque y luego le digo algo, - cariño acaba de abrirse mi apetito viendo lo que me voy a comer.

- Claro, es un desayuno muy nutri- le cubro los labios con un dedo.

- Yo no estoy hablando del desayuno cariño.

Me lo llevo a la cama nuevamente.

Quizá me pueda acostumbrar a una vida así.

Solo me falta conocer a sus hijas y tal vez dar el siguiente paso luego de unos años.

Como soy de rogar espere 3 días para decirle que fuéramos pareja.