Una oportunidad de oro se le presenta a Lissa.
Demostrarle a su ama que puede estar cerca de la persona que ama para siempre, solo debe mejorar.
Paso por la puerta a las malas, encuentro a tía Velvet junto a sus dos guardianas y a Lissa temblando. Inmediatamente noto las marcas en el cuello de Lissa, entonces me pongo en el medio.
- ¡No dejare que le hagas nada a Lissa, ella es mi amiga! - le digo a tía Velvet- lo que paso en la academia fue mi error, solo mío, ella no tuvo nada que ver, si vas a castigarme que solo sea a mí.
Sin importarle mi presencia tía Velvet dice:
- Espero que seas capaz de cumplirlo Lissa.
- Si ama- dice Lissa inclinándose a su ama.
Confundida pregunto.
- ¿Qué paso aquí?
- Cosas que no te importan mocosa metiche, ahora largo de mi oficina- como si me tratase de una pluma tía Velvet me hace volar hasta el primer piso, pero regreso mediante un portal.
- ¡Oye! No me saques a la fuerza- le reclamo- además no vuelvas a tocar a Lissa.
Tia Velvet levanta una ceja.
- Ella es mi empleada, además no cumplió con su deber.
- ¿Qué deber? No necesito que nadie me proteja, solo necesito una amiga y si es necesario pelearé por ella.
- Ya veo- sin darle importancia tía Velvet se dirige nuevamente al balcón, sus guardianas la siguen- ¿Qué es lo que amas más en el mundo Mackenzie?
- ¿He? ¿a qué viene eso?
- Dame la respuesta.
- Pues lo primero y más importante es mi papá y mamá cuando estaba viva, luego las mocosas de mis hermanas y un poquiiiitiiiiicoooooo a ti- respondo.
Velvet sonríe para sus adentros (esta mocosa intenta comprarme con esas palabras)
- Demuéstrame que eres una líder nata y dejare a Lissa a tu cargo- me dice.
Le doy una palmada en la espalda a Lissa.
- ¡Ya oíste Lissa, ahora estas a mi cargo, lo que significa que puedes relajarte y ayudarme a hacer mis tareas!
- No cantes victoria antes de tiempo Mackenzie- reitera tía Velvet.
- Ya verás, cuando termine la universidad estarás comprando mis productos.
- ¿Cómo la cosa que exploto?
- Esa era una de prueba- comento defendiéndome- como sea Lissa es mi amiga y muy pronto mi compañera de trabajo.
Tomo a mi amiga de su mano y me la llevo. Por alguna razón esta roja.
- ¿Qué te pasa Lissa? Pregunto.
- N..no es nada joven ama, gracias por defenderme.
- Eres mi amiga, era obvio que debería hacerlo- toco el cuello de Lissa y ella lanza un pequeño quejido- ¿te duele?
- No joven ama, no me duele- miente Lissa.
Utilizo un poco de mi hechicería blanca para curar el cuello de Lissa.
- Así está mejor- comento.
Cuando las dos jóvenes se van una de sus guardianas pregunta.
- ¿Por qué hizo eso ama? ¿dejar a Lissa a cargo de la joven ama Mackenzie?
- Mackenzie nunca ha necesitado que la protejan, esa niña es muy lista para eso. De hecho, me sorprende lo rápido que aprende las cosas- responde Velvet- además, me importa un carajo si Lissa está enamorada de ella, solo espero que crezca como persona.
- ¿Por qué se lo permitió ama? Pregunta una de las guardianas.
- Es simple, quiero que entienda la realidad.
- ¿Realidad?
- Si- Velvet ve a sus sobrinas escondidas entre los arbustos, utiliza magia con uno de sus dedos y hace levitar a sus traviesas sobrinas- el corazón de Mackenzie solo pertenece a su padre- cuando lo dice se le retuerce el estómago.
Espere un rato para que las cosas se calmaran para ir a molestar a mi tía con una bella noticia.
Le entregue una nota donde decía que la enviaban a llamar la directora de la academia, debido a "ciertos" incidentes en los cuales yo estaba metida. Me sorprendió que se tomara con calma todo, de hecho, hizo una fiesta.
Casi no teníamos roces últimamente, normalmente intentábamos resolverlos en los "entrenamientos" o como yo les digo "las tardes donde ella me deja casi muerta" desde huesos rotos, hasta heridas casi mortales, eso me hizo desarrollar hechizos, crear armaduras y mejorar mi coordinación, me pasaba horas estudiando el libro de física que ella escribió titulado "el mundo y sus leyes" o "todo sobre las leyes de la física" también "la gravedad de este mundo" nadie sabe donde aprendió todo eso, pero algo es seguro todos sus conjuros mágicos están basados en esas leyes, a veces dudo que use realmente magia de viento.
Ahora me encontraba con Magnolita, Lissa y Sasha en el kiosco donde siempre mantenemos.
Si, Sasha se unió hace poco a mi idea de negocios, ella es muy buena alquimista, así que me ayuda transmutando materiales que yo creo.
Pero….
Pero.....
Pero...
Por alguna razón las tres siempre están discutiendo.
O es Sasha con Lissa sobre porque se me acerca tanto.
O son las dos contra Magnolita porque me toca las manos.
Me alegra verlas tan contentas, en especial a Magnolita ya que, aunque no sonría de a mucho, por lo menos intenta socializar a su manera, o eso se supone.
- Yo soy la que desarrolla los circuitos mágicos, los artefactos, diseños planos junto a Maki, también las dos hicimos realidad uno de ellos y ustedes dos ¿Qué hacen? - se defiende Magnolita, quien tenía el cabello semirrecogido con una pinza en forma de mariposa, su uniforme ahora siempre limpio, lleva medias veladas oscuras y sus ojos semidormidos mira desafiante a sus dos rivales.
Sasha me agarra del brazo y siento su gran busto refregándome el brazo (¡sí que es suave!)
- Yo ayudo con los materiales ¿cierto Maki? - me mira con ese aire raro, el cual siempre he sentido desde que nos conocemos.
Lissa la separa con fuerza - yo ayudo a mi joven ama probando mi magia y recargando los artefactos mágicos- recalca Lissa quien se sienta en mis piernas.
Eso no me lo esperaba, nadie se lo esperaba, pero me da igual ¡me encanta!
Las otras dos rivales se muerden los labios.
- ¡Dejen de pelear! Les digo. No me levanto ya que me encanta tener a Lissa en mis piernas, pero llamo a mis otras futuras compañeras de trabajo. Y las agarro - ¡USTEDES SON TAN SUAVISTAS! Les digo ¡ME ENCANTA RESTREGARMELAS!
Estas son damas de alta alcurnia, siempre huelen bien y están fresquitas, son el sueño de cualquiera.
Acariciarlas es una fantasía hecha realidad.
- Deja de manosear a tus novias- comenta Isabel mirando por encima y levantando una ceja, a su lado estaba Natalia quien se mordía los labios- idiota ¿no me escuchaste?
- Ella son mis lindas compañeras de trabajo y si ya voy- respondo. Por cierto, Isabel se había arreglado lo mejor posible este día, ¿Por qué? No tengo idea.
- ¡Maldita sea Mackenzie, tanta carne y no te la comes! - Dice con cierta molestia Natalia, luego se muerde un dedo.
- Deja a tus novias en paz, la directora te llama por lo de la última vez imbécil- informa Isabel.
- Va lo mismo para ti Sasha, deja de antojarme y ve a clase, tengo que resolver el problema de esta idiota - exclama Natalia.
- De acuerdo jefa- dice inmediatamente, -nos veremos mañana Maki- luego voltea la cara y no se despide de mis otras dos compañeras.
- No recordaba la reunión- exclama Magnolita -mi padre debe estar esperándome- dice Magnolita asustada.
- Yo esperare a mi joven ama en el salón.
Las tres rivales chocan sus miradas mientras el ambiente se torna tenso.
- Hay que ser muy idiota para meterse en esa zona de muerte- apunta Isabel, -como sea Lissa, la maestra Zenobia nos espera.
Nos separamos mientras.
Le digo a Lissa que escriba todos los apuntes en clase.
Me acompaña Natalia, como miembro del consejo estudiantil debía estar presente.
- Oye Mackenzie deja de meterte en peleas, es un maldito incordio tener que tratar esos temas- reclama Natalia.
- Yo solo me defiendo de quienes vienen a joderme o a joder a Magnolita- respondo.
- Tu novia tiene que aprender a defenderse sola.
- No es mi novia, es mi colega.
- Aja…. ¿Y tú tía ya llego?
- Creería que sí, sabiendo como es debe estar con sus dos guardianas, solo que no me la quiero encontrar aún.
En efecto la general Velvet estaba cruzando la puerta de la academia, acaba de salir de una reunión militar, llevaba puesto su clásico vestido largo azul oscuro, una cinta roja atada a su cintura, sombrero de ala ancha decorado y tacones.
- Esta mocosa problemática- decía Velvet, pero internamente estaba feliz de que su sobrina mayor no se dejara amedrentar de nadie.
- Mi ama, su sobrina- señala una de sus guardianas, una joven con rasgos orientales, de cabello corto, cejas pobladas y nariz pequeña, de contextura delgada pero no muy alta.
Levanto la mano.
- ¡Holaaa tía! Grito.
-
Natalia se sorprende al ver como saludo a una de las personas más importantes del imperio y, por cierto. Nota el gran parecido en ambas, exceptuando una que otra cosa parecen madre e hija.
- Ven idiota, necesitas conocer a mi tía, quizá te sirva para tu "grandioso futuro"
- ¡Oye espera, no estoy presentable! - comenta Natalia dándose una ojeada.
- No salgas con esas mierdas ¡vamos!
Y así me arrastro a Natalia.