Capitulo XXVI

En los últimos días desde que empecé a salir con Lia tenía un sueño recurrente.

En ese sueño mis hijas se encontraban compartiendo junto a mí en la mesa.

Me acompañaban las niñas junto a Astrea.

Al principio todo era normal, pero a medida que pasaban los días el sueño se fue tornando oscuro…

Cada día que tenía ese mismo sueño mi cuerpo se iba haciendo transparente hasta que las niñas me dejaban de hablar y luego se iban con alguien.

Siempre era así.

Parecía que ellas querían decirme algo, pero nunca les entendía lo que ellas trataban de decirme.

Además, siempre escuchaba una chirriante voz diciendo:

- ¿Dónde estás? Se que estas aquí….

- ¿Dónde te escondes? Te voy a encontrar.

Ese extraño sueño… me tenía sin cuidado, pienso que solo son secuelas de lo que sufrí ya hace 6 años.

Hoy era distinto.

Maki quien ya parecía tener unos 17 regañaba a Anna de casi 8 y a Antonia de 10.

Junto a ellas estaba su tía quien sonreía.

Astrea ayudaba en la mesa junto a otras chicas.

La joven llamada Lissa se sentaba junto a Maki tomando nota de lo que Maki intentaba decir mientras regañaba a sus hermanas.

Todos parecían felices.

Tal como una familia normal.

Lo curioso de dicho sueño era que.

Mientras más avanzaba el sueño mi cuerpo empezaba a hacerse transparente.

Primero las niñas me hablaban con normalidad.

Luego dejaban de prestarme atención a medida que sus rostros se tornaban tristes.

Luego cuando desaparecía frente a ellas y su tía tomaba mi lugar.

Abrazaba con fuerza a Anna y Antonia quienes lloraban.

Maki cambiaba repentinamente su rostro alegre por uno falto de emociones.

Al rato Astrea la imperturbable Astrea se retiraba de la sala.

Luego sucedía algo que no podía comprender (fuera de todo el sueño claro)

Alguien me gritaba.

- ¡Te encontré!

- ¿En verdad creíste que no te encontraría humano?

Un par de manos me tomaban del cuello con fuerza, me arrastraban hasta una puerta de piedra donde me tiraba a una habitación blanca en donde se reían de mí, hasta que todo desaparecía.