Después de estar con mi cariño el tiempo que me tenían permitido, me fui a buscar un hotel, elegí el más caro que hubiera en la capital central, después de todo el dinero era lo de menos, tengo tanto que no sé qué hacer con este.
Al llegar al cuarto me replantee algunas cosas.
Como eso de que es alérgico a la magia, realmente ¿Quiénes son sus hijas? Recuerdo que me dijo su apellido alguna vez creo que era algo con Memo-noseque. Además, es alguien que casi pierde todo por culpa del culto, quizá debería cambiar algunas cosas, como ¿Qué es lo que quiero realmente para mí? ¿acaso soy feliz?
Desde que hable con mi cariño esa sombra molesta no ha aparecido.
Mejor dejo de pensar las cosas y descanso, el viaje fue muy largo y tuve mucho ajetreo por hoy.
Ni el sueño de la niña o la sombra me molestaron en todo el día. Pero mientras estaba en la cama pensé en ¿hasta dónde quiero que llegue lo que tengo con Augusto? Le di una cachetada y él ni se inmuto. Creo que debo disculparme mañana.
Y así pasa mi día.
- Cariño te compre algo de ropa.
- G.g.gracias Lia, pero no era necesario. Mis hijas me han traído algunas prendas- Augusto toma la bolsa mientras responde.
- No tiene nada de malo que tengas de más, de todas formas, la puedes usar luego de que salgas de aquí. Y créeme que te va a encantar.
Augusto saca de la bolsa dos prendas particulares.
- Lia…
- Si cariño…
- esto es..- Augusto se queda mirando lo que le trajeron de manera particular las prendas.
Tomo la ropa que le traje a mi cariño, la saco del empaque- sabía que te encantaría.
El rostro de mi cariño parece todo menos que de encanto.
- Lia esa ropa es… de juegos de roles ¿cierto?
- ¡Estas en lo correcto cariño! Te traje uno de oficinista y otro de mayordomo, el dueño de la tienda por donde los pido me los recomendó.
- No creo que deba colocármelos aquí- responde mi cariño mientras toma los trajes y los mira con detenimiento.
- Vamos cariño incluso compre unas para mí, las tengo en el hotel y lo mejor hacen conjunto con los tuyos.
Augusto muy seguro de que se trataban dice:
- … ¿son de jefa de empresa y dueña de la mansión?
- ¿Cómo lo sabes cariño?
- La..las veces que hemos hecho juegos de roles siempre me toca el papel sumiso…
- ¡Eso es mentira! - respondo.
- Siempre me toca el estudiante, bibliotecario o el tímido.
- Vamos,vamos cariño mera casualidad, yo jamás haría eso.
- ¿Como cuando me dijiste que te ayudara para una obra de teatro? Y siempre terminábamos haciendo otra cosa menos ensayar.
- No es mi culpa que cayeras en ese truco.
- Lo hacías sonar muy real… tan real. Que…
- Que caíste tres veces con lo mismo- comento.
En nuestros primeros días como pareja le mentí sobre algo de participar en una obra, solo para utilizar ropas de rol. La primera vez cayo redondito, la segunda vez no estaba tan crédulo así que mande a imprimir un folleto y volvió a caer, para la tercera cuando ya estaba alerta me inscribí en una obra local para hacerlo más realista, entonces mientras practicábamos aproveche nuevamente.
Augusto no necesitaba la silla de ruedas, pero necesita una muleta para sostenerse ya que no se había recuperado completamente.
Me había encontrado a su amigo el elfo en la entrada del hospital, lo único que me dijo fue que me lo recomendaba.
Había perdido un ojo, pero con lo que hizo junto a sus compañeros eso fue poco. Mataron a 2 lideres del culto.
- ¿Quieres que practiquemos hoy cariño? - pregunto burlándome.
- ¡No digas esas cosas Lia! -responde rojo de la vergüenza mi cariño.
- ¡Es injusto! ¡tengo mucha hambre!
- ¿No has comido aun?
- Si, tengo mucha hambre.
- Pero en el hospital no venden nada.
Niego con la cabeza.
- Ahora mismo estoy viendo mi comida y quiero una probadita- le digo sensualmente mientras recorro su cuerpo con un dedo.
- Ee..e..espera Lia- me dice mientras me detiene.
- ¿Por qué? - pregunto lamiéndome los labios.
- ¡Porque estamos en el parque del hospital y todos nos están viendo! piensa Augusto.
Tanto las enfermeras como los doctores e internos junto a sus familias se quedan mirando con la boca abierta. Algunos padres que estaban visitando a sus hijos proceden a cubrirles los ojos, al igual que las esposas de los pacientes.
Entonces.
- Me parecía que iba a suceder algo así que estuve cerca por si acaso, y señorita esta es su segunda advertencia, una más y créame que no volverá a entrar.
La jefa de las enfermeras nuevamente me lanza un ultimátum
- Y usted señor Memore, dígale a su pareja que se controle o si no también tendremos que sacarlo del hospital.
- Lo siento señora jefa de enfermeras.
- ¿Memore? - donde lo he escuchado... piensa Liara piensa ¿Dónde lo he escuchado? Ese apellido no es muy común en el imperio, ¿Quién tiene ese apellido? Recuerdo que lo escuche antes de iniciar la misión.
Las enfermeras nos dejaron en paz solo con una condición y era que no hiciéramos espectáculos bochornosos en ningún lado del hospital.