Capitulo XXXVII-2

Llamo a la pequeñita de ojos dorados quien al principio lo duda, pero la curiosidad le gana, entonces se mueve precavidamente hasta llegar donde le susurro al oído lo que tiene que hacer.

La pequeña hace una cara graciosa así °0° y sale a abrazar a su padre creyendo que con eso mi cariñito dejaría de mirarme, entre la confusión por lo que hacen sus dos hijas y mi risa Augusto se concentra en sus dos pequeñas hijas.

Podría hacer esto todo el día, por el momento le digo algo a la jovencita que he visto algunas veces en casa de mi cariño. Se supone que es una amiga, pero se nota que ella quiere algo más que amistad. Lamentablemente para ti él ya es mío y no planeo compartirlo.

Saliendo de la habitación no puedo contener mas las ganas de ir al baño y vomitar nuevamente. Enserio esto es de lo peor.

Debería ir al medico.

naaa no creo que sea nada.