Velvet-2

Cuando tenia 10 años lo escuché llorar en la noche, entonces fui a ver.

Mi maestro lloraba frente a un árbol. Escondida lo escuche decir "perdóname, cariño" ¿A quién le habla? Me pregunte a mi misma.

Por andar de chismosa hago crujir una rama. Mi maestro gira inmediatamente y dice:

- ¿Raísa eres tú?

- No soy un fantasma- respondo cambiando la voz, esperanzada de que me crea.

- Ya veo… Oiga señor fantasma, en la casa ahí una niña muy mentirosa, debería ir a jalarla de los pies.

- ¡No le haga caso señor fantasma! - salgo de mi escondite temblando de miedo.

- ¿Quieres saber porque lloraba? - me pregunta mi maestro secándose las lágrimas.

- ¡No,no claro que no, yo no soy chismosa!- respondo mirando a los lados mientras me cruzo de brazos.

- Bueno, entonces vuelve a la cama o si no te vas a resfriar.

Y así pasa, me voy a mi cama pensando en ese árbol.

Cuando mi maestro se va al pueblo por provisiones me acerco al árbol.

Un árbol muy joven por lo que parece, abajo tiene una pequeña placa de mármol la cual tiene una inscripción escrita en un idioma ilegible.

- Me pregunto que dirá….- me digo a mi misma mientras me agacho.

- ¿Sabes que dice?

- No. De hecho, me gustaría saber que dice- respondo rascándome la barbilla.

- Creo que dice "para mi amada esposa"

- ¡¿Enserio?! ¿Cómo sa..heee.!!!- detrás mío estaba mi maestro quien llevaba una bolsa con los alimentos, el deja la bolsa en el suelo mientras me acaricia la cabeza.

- Fue un regalo que le hice a mi esposa, ya de eso han pasado 30 años- responde melancólicamente.

- Aja ¿y era bonita?

- Ella se molestaba cuando se lo decía, me sermoneaba para al final sonrojarse e irse.

- Que rara- respondo mientras me cruzo de brazos.

Mi maestro se ríe al escucharme decir eso.

- Si ella era muy rara.

- ¿Y donde se encuentra ella ahora?- pregunto inocentemente.

El señala hacia el cielo y dice:

- Allí.

- ¿Esta en el cielo? ¡pero si usted me dijo que por allá no hay buen oxigeno! - respondo inocentemente.

A lo cual suelta una carcajada.

- Donde esta ahora ya no necesita oxígeno- responde con melancolía.

- ¿Usted no tiene hijos? ¿maestro?

Mi maestro deja salir una lagrima mientras responde:

- La tuve alguna vez…. pero la perdí.

- ¡Ja! Entonces déjeme ser su hija- me señalo a mi misma.

- ¿Enserio? - pregunta burlándose.

- ¡Claro, claro! Créame que seria la mejor hija del mundo.

Mi maestro dice que "no debo revelar que puedo usar magia" a lo que le respondo "existen muchos magos en el mundo, que yo haga magia no va a cambiar eso"

- ¡Maestro deberíamos mudarnos de este pueblucho!

- ¿Para qué?

- ¿Porque no nos vamos al Gran Reino de Liare?

- No me gusta. Prefiero quedarme aquí donde conozco a todos.

- ¡JA! Siempre es lo mismo- le reclamo mientras lo señalo.

- Aquí vivimos bien, ya casi te gradúas del colegio ¿ya sabes con que vestido vas a ir a la graduación?

- ¡Claro que sí, iré con mi traje de cosmonauta!

- No.

- ¿Por qué?

Mi maestro se levanta de su asiento y dice:

- Bueno iremos al pueblo.

- ¿A qué?

- Por tu vestido.

- A mi no me gustan los vestidos, voy a ir con mi traje de cosmonauta.

- No.

- Debes vestirte como una dama.

- No quiero, ¡la revolución no distingue entre hombres y mujeres! - respondo.

- Velvet….

- …..

Él se queda mirándome muy serio mientras yo me hago la pendeja mirando a los lados.

- Bueno, bueno ya que, lo voy a hacer solo si usted va con su uniforme.

- Esta muchacha- responde mi maestro torciendo los labios mientras se rasca detrás de la cabeza- lo hare, pero nada de ir con el traje de cosmonauta..

- ¡JA! Soy de palabra.

Así nos fuimos al pueblo.

Buscar vestidos esssss tan aburridor, prefiero usar pantalón, es mas cómodo incluso mi nuevo y preciado traje de cosmonauta es mejor, si fuera por mi jamás me lo quitaría.

Cuando mi maestro duerme me lo coloco y me elevo al cielo todo lo que puedo mi destino es la luna, voy a ser la primera en tocar el suelo lunar, cuando lo haga plantare la bandera de la revolucion. Entonces todos en el planeta conocerán el nombre de Velvet Memore alias "Raísa"

A mis 15 años y para ser una bruja era alta, siempre ataba mi larga cabellera negra con un moño rojo. Tengo la costumbre de mirarme al espejo todos los días y lanzarme besos a mí misma diciéndome lo linda que soy, mi maestro me vio hacerlo y se burlo de mi todo un mes.

Tenemos la costumbre de comer muchas verduras o vegetales, supuestamente por son buenos para la salud, la verdad es que son baratas así que por eso las compramos al montón.

Aquellos años disfrute mi vida como nunca, no sin olvidar a mi madre. Siempre la tenía en mi mente, fue de algo que nunca le comenté al maestro.

Planeaba irme a salvar a mi madre, quería que ella viviera con nosotros y ahora que tenia el poder para salvarla lo haría realidad.

- Maestro ¿nunca ha pensado en hacer armas? - pregunte por curiosidad.

- Naaaa, ¿Por qué debería hacer armas?

- Sabe armar y desarmar el Ak estoy segura de que sabe hacerlo, si vende el modelo es posible que se haga rico.

- No quiero- me respondió tajante.

- De esa forma jamás tendría que preocuparse nunca más, dejaría ese ridículo trabajo de constructor.

- Prefiero hacer eso a que crear armas, preferiría morir antes de romper mis ideales y por eso siempre te digo.

- No abusar de mis poderes, lo seeeeeeeeeeeee- respondo altaneramente.

Al otro día fui al colegio como de costumbre, últimamente se esparció el rumor de que El Gran Reino de Liare entraría en guerra con una nación vecina por los recursos de esta última. Desgraciadamente nuestro país estaba en medio y como ultimo recurso los gobernantes se declararon neutrales esperando a que no nos viéramos arrastrados por la guerra.

Aquella mañana una hermosa mujer se apareció en el colegio y paso por cada salón preguntando cosas extrañas, lo mas raro era que sus ojos parpadeaban por milésimas de segundos, profesores y alumnos respondían inmediatamente lo que preguntaba la mujer. Para no parecer sospechosa yo hice lo mismo.

- ¿Dime jovencita conoces el nombre de ######? – pregunta la dama.

- No- respondo mecánicamente imitando a mis compañeros.

- Ya veo….

Así como apareció la dama así mismo desaparece.

Fue muy extraño y aterrador.

Cuando llegué a casa le conté lo sucedió a mi maestro a quien no le agrado escuchar sobre ello ya que deja de cortar las verduras.

- ¿Qué pregunto aquella mujer? - pregunta con cierto descontento.

- Algo sobre un héroe y así, un tal ###### de otro mundo, la verdad no preste atención- respondo mientras tiro mi maleta al mueble.

- Velvet prométeme que no le dirás tu nombre real a nadie a menos que de verdad confíes en aquella persona- me dice mi maestro. Siento preocupación en sus palabras.