Capitulo XXXIX-3

Augusto deja su habitual rostro lleno de ingenuidad y amabilidad por uno sombrío.

- ¿Papi? ¿te pasa algo? - pregunta Maki ante el cambio brusco de mi expresión.

- No cariño.

- Entonces ¿porque tu rostro parece tan sombrío? - mi hija saca un espejito.

Sin darme cuenta use la misma expresión que hacia mi hermano mayor al enterarse que me molestaban. Ante mi reacción ni Alpha o Tera dijeron algo, debido a que ellas sienten lo que yo siento y en aquel momento no estaba contento. Para que mi hija no sospeche fijo una sonrisa lo mejor que puedo.

- Recordé algo que no me gusta- miento.

- Bueno.

- (Amo siento que nos observan)- me informa Alpha.

- (¿Dirección?)

- (Izquierda)

Doy una ojeada rápida y noto a la misma mujer de hace un rato. Con esos ojos grandes y fríos observándonos.

- (Maestro…)

- (Si)

- (Esa mujer no está observándolo)

- (¿A qué te refieres?)

- (Ella solo está observando a Maki)

- (ya veo…)

- (¿Quiere que hagamos algo)

- (No por ahora no)

- (¿Seguro?)

- (Si)

Tomo a mi hija de la mano y nos alejamos a un lugar concurrido.

- Vamos a otra parte cariño- le digo.

- S.sii- responde ella sin ganas.

Vamos hasta el parque donde me separo de Maki para comprar unos helados, en lo que dejo a mi hija, pido los helados, pago, me los entregan y me devuelvo aparece la mujer frente a Maki quien parece hipnotizada. La desgraciada está usando magia sobre mi hija. No es solo eso, ¿Por qué carajos toca el rostro de mi hija de tal manera?

Aprieto con fuerza los conos de los helados lo que los rompe y deja que el helado escurra por mis manos. Mi reacción de ira altera a Alpha quien casi parece lista para atacar, al igual que Tera quien esta escondida entre el ramo el cual se encuentra sobre una silla.

- (Solo deme la orden amo)- dice Alpha- (déjeme atravesarle el corazón)

- (Maestro, dígame que infecte a esa perra, déjeme producirle tuberculosis)

- (Tranquilas… déjenme resolver esto)

Tomo a la desconocida del hombro y la empujo alejándola de mi hija.

- ¿Qué demonios le está haciendo a mi hija? – le grito a la mujer lleno de ira.

La desconocida ignorándome completamente intenta ir nuevamente donde mi hija, pero yo le bloqueo el camino y le vuelvo a preguntar.

- ¿Acaso no entiende o es que es estúpida?

- No se meta en lo que no le importa sucio sin magia- responde altaneramente la mujer.

- Escuche bien, no sé quién diablos es usted, pero le advierto que deje de molestar a mi hija-comento molesto.

La mujer al ver que no me agrada lo que hice solo dice:

- ¿A mí que me importa quien sea sucia escoria?, solo me importa la pequeña Velvet. Pero viendo que es igual de entrometido que la hechicera Isabel tendré que recurrir a esto- la mujer se quita los lentes y procede a darme una intensa mirada. Sus ojos empiezan a parpadear como si fueran luces de neón.

- ¿Qué rayos hace? - pregunto molesto- solo váyase de una vez.

La mujer al ver que "encanto" no surte el efecto deseado sobre Augusto, procede a aumentar su intensidad, pero con el mismo resultado, no sucede nada lo que la confunde.

Mientras la extraña mujer sigue como tonta mirándome fijamente, yo procedo a colocar mis manos sobre los hombros de mi pequeña quien sigue con una mirada perdida.

- ¡Cariño! Respóndeme- le digo a mi preciada hija, quien seguía allí perdida.

- (Está atrapada en una ilusión, la única forma de liberarla es dañando al mago que lo lanzo)

- (¿Acaso es inmune?) se pregunta la mujer- entonces probare esto.

- (Solo déjeme atravesarla amo)

- (Solo debo aplicarle veneno y la hija de perra morirá de la peor manera)