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- ¿Qué mierdas es tu hechicería? - le pregunto a ese idiota Castilla.

- Por favor cuide su vocabulario señorita Memore- me responde el sujeto de cabello plateado y ojos marrones, se viste tan formal que es demasiado aburrido, traje negro, zapatos negros, corbata blanca ¿acaso va a un funeral?

- Nunca había conocido un hechicero y puesto que mi hermana dice que tu hechizo es particular, me gustaría verlo- le pregunto.

- Mi hechizo no es un espectáculo de feria- me responde el Castilla mientras se arregla la corbata.

- Pfuuu "mi hechizo no es un espectáculo de feria" ¡ya solo muéstramelo y ya!

- No.

- Que molesto es usted Castilla- le digo mientras lo pico con mi dedo en la mejilla- le apuesto que si tiene un hijo será igual de aburrido que usted.

- Eso lo dudo- responde este.

Algunos años después.

Me encontraba en una mesa junto al imbécil que me venció, específicamente estábamos en el gremio de uno de esos puebluchos del imperio. Fuera de eso me da mucha curiosidad saber sobre su hechizo, ya que siempre deja que lo ataquen primero y luego "pfff" la magia deja de funcionar, no importa qué tipo de invocación realice, ese imbécil siempre sabe como contrarrestarla.

- ¿Qué mierda es tu hechizo? – le pregunto a ese irritante sujeto de ojos dorados y sonrisa encantadora, cabello castaño y piel aceitunada. Normalmente se le ve mas alegre, pero parece que estas cosas del gremio lo tornan serio.

- Un hechicero no habla de sus hechizos- me responde mientras lee detenidamente el cartel de la misión.

- "Un hechicero no habla de sus hechizos"- repito lo que dice de manera burlona- eres igual de aburrido que ese sujeto Castilla ¿acaso son familia? O ¿es que todos los hechiceros son así de aburridos? - pregunto burlonamente mientras me recuesto en la silla.

- La primera- me responde mientras sigue leyendo, luego le pide a una de las encargadas del gremio que si le puede traer un libro de registros.

- ¿La primera qué?

- La primera.

- ¿Qué muy chistoso? Si pudiera te patearía el culo- le digo amenazándolo. Entonces me entrega el cartel de la misión y señala- ¿Qué?

- ¿Enserio sabes en que te metiste? – me pregunta mientras se ve preocupación en su rostro.

- ¿Acaso los gremios no son para matar monstruos? Porque solo veo tipos y tipas con traje de paño hablando sobre todo menos matar monstruos- le pregunto, ya que no tengo idea de que es un gremio.

El muy imbécil deja salir una burla, para luego detenerla súbitamente.

- ¿Es enserio lo que dices? - me pregunta.

- Si- respondo en mi ignorancia.

- Escucha princesita, es mejor que ningún aventurero te escuche decir eso, a menos que quieras que todos incluyéndome nos riamos de ti- me lo dice con tal seguridad que me molesta.

¡El muy desgraciado se incluye! ¿Cómo que princesita? He visto mas mundo de lo que este humano pueda recorrer en su vida.

- ¡No soy una princesa! He visto cosas que nadie mas ha visto, he luchado en guerras y estoy segura de que salve este país en mas de una ocasión- le señalo.

- Si eso es excelente y te agradecemos por eso, pero ¿Cuánto tiempo viviste en Liare?

- Mas de 100 años.

- He hay la razón, aunque llevas mucho viviendo en el imperio aun crees que estas en Liare y no. Acá nos importa una mierda si eres una bruja, un mago de clase alta o cualquier cosa, acá todos estamos en el mismo saco- me comenta.

- Aquí ni la un 10% de su gente puede contra mí, entonces me vale mierda lo que piensen- le respondo.

- Aja, desgraciadamente en ese hipotético 10% está en lo que te metiste, por suerte, te voy a acompañar- comenta el imbécil muy confiado.

- Aja… ¿y como sabes que voy a aceptar?

- Porque me buscaste, solo por eso.

- ¡Solo te busque porque no se como se hacen las cosas en los gremios! - le grito, lo que hace que todos volteen a mirar. Como respuesta el imbécil levanta los hombros en burla.

- Claro, claro.

- ¡Puedo ir a preguntarle a cualquiera y estoy segura de que lo harán! - le respondo.

- Si es muy posible, pero muchos de ellos no saben a lo que se enfrentaran o apenas lean de lo que trata la misión declinaran- al momento llega una de las encargadas la cual le entrega una carpeta muy gorda, el imbécil le entrega una buena suma de dinero a la encargada quien le agradece- bueno la información la pago yo, cuando cumplamos la misión nos repartimos en partes iguales.

Escogí una misión de alto rango ya que estaba ofendida porque un don nadie me hubiera ganado tantas veces, le iba a demostrar que soy mejor que el en lo que hace, solo le pedí recomendación y ahora resulta que se quiere unir. Fuera de eso, yo no necesito dinero ya que soy rica o ¿eso creo? Me pelee con mi hermana, pero aun así puedo seguir sacando dinero del banco.

- Por cierto, ¿tienes de quien despedirte? - me pregunta el imbécil mientras va hacia el mostrador y pide algunas cosas para el viaje.

- ¿Morir? Nadie puede matarme, soy Alexandrita Memore.

- Si y yo soy Augusto C.

- ¿Y que es la C?

- A estas alturas ya deberías saberlo, te di la respuesta hace un rato.

- ¿Respuesta? ¿de que mierdas me hablas?

El tipo suspira luego dice:

- Va a ser un viaje largo

Me sorprende que estos gremios en el imperio estén tan increíblemente bien amoblados y que los aventureros tengan que vestirse elegantemente para entrar, fuera de eso les piden un mínimo de nivel educativo para cierto tipo de misiones, no se puede ir a hacer investigación, botánica o arqueología sin tener un título que lo certifique va lo mismo para quienes trabajan en los gremios, deben tener estudio universitario o técnico por lo menos. El imbécil me explica que dependiendo de la misión se debe tener un mínimo de talento y educación, por lo que parece la misión que elegí es extremadamente complicada. Por eso fue por lo que no me dejaron hacerla sola y me dejaron elegirla solo porque saben que soy la hermana de Velvet.

Mientras nos preparamos para iniciar la misión el imbécil me explica como van a ser las cosas.

- Muy bien solo vamos a ir los dos y escucha con atención Alexandrita, eres una novata y por ello intenta hacer lo que te digo, si no lo haces es seguro que nos mataran.

- El único que se va a morir serás tú- respondo.

- Si tal vez, pero ¿alguna vez has entrado a un bosque sagrado?

- ¿Un que de qué?

- Aja… esperaba esa respuesta.