Liara-3

La mano del ser se prende en llamas y es consumida por estas en menos de un segundo. Dicho ser sonríe y regenera su mano.

- Aun estando en este estado te defiendes, esa debe ser la razón por la que ese payaso te quiere, pero para mí solo eres la última opción de los desesperados, perdí a la invocadora que era mi carta del triunfo tu… solo eres una más, pero no teniendo más opciones pues…- exclama el ser decepcionado.

Con un chasquido de sus dedos transforma el lugar en un bello paraíso lleno de plantas exóticas y pequeñas aves. Una de esas aves se posa sobre el hombro del ser, dicha ave presenta estrafalarios colores y un pequeño pico amarillento.

- Dejare que ese payaso siga con sus planes, después de todo el otro sujeto me está observando fijamente- el ser alza la mirada y ve al otro desde diferentes planos.

El ser se refería al otro ser que no había despegado sus ojos de este.

- Pero no voy a irme así sin dejar un pequeño regalo- la pequeña ave salta del hombro del ser y se posa en su mano, lo que era una bella ave se transforma en una horrible mezcla de gusano anillado con murciélago, rosado con anillos en su cola adornada con pocos pelos negros, alas huesudas, orejas largas carcomidas, mandíbula ancha y nariz pequeña la cual suelta un desagradable ruido cada vez que ese monstruo respira, ojos saltones. Dos pequeñas patas con dedos en forma de ganchos se aferran a la carne del ser. El mutante chicha de placer mientras su amo lo observa, luego desvía su mirada hacia su objetivo.

- Apodérate de este cuerpo y cumple tu misión- ordena el ser.

Cuando el mutante salta sobre su objetivo, este se incinera a medio camino, el cuerpo de Liara empieza a irradiar una enorme cantidad de calor que se transforma en una hermosa flama azulada.

El ambiente empieza a calentarse violentamente, primero 2 grados, luego 10 luego 400 hasta que es imposible de registrar. Todo lo creado por el ser desaparece entre llamas azules sumamente puras, demasiado puras para ser de alguien que ha sufrió durante mucho tiempo y luego se dedicó a hacer atrocidades para sobrevivir.

El rostro del ser empieza a derretirse, pero así mismo se regenera cambiando entre el humano perfecto y su verdadero rostro, pasa igual con todo su cuerpo.

- Interesante- exclama el ser mientras se rasca la barbilla, no le importa estar prendido en llamas azules y que su cuerpo se calcine y regenere constantemente, nada de eso le importa por eso mismo desiste inmediatamente de usar otro ser para apoderarse del Liara- chasquea los dedos y detiene el tiempo en el espacio cerrado- aun con todo esto te sigues resistiendo- comenta el ser observando asombrado como su magia para detener el tiempo se va desvaneciendo rápidamente debido a las llamas de Liara las cuales empiezan a seguir su curso natural de incinerar todo, no importa cuantas veces el hermoso jardín intente nacer, las llamas de Liara se lo tragan- el ser observa a su alrededor y nota que el espacio cerrado esta a punto de ceder a la magia de Liara- tal vez no sea tan débil como pensé- se pregunta, levanta los hombros sin dar ápice de asombro por el poder mágico de Liara y sigue- en fin creo que debo averiguar en donde esta el bastardo ese y matarlo con mis propias manos- el ser realiza un suave movimiento con sus manos y crea un campo antimagia que repele las intensas llamas azules de Liara, camina sin prisa hacia la puerta, pero antes de entrar mira hacia arriba y pregunta- hagamos un trato, si me dices donde esta ese bastardo dejare que todo siga su curso, pero si no lo haces me convertiré en un competidor ¿te parece? Se que ese sujeto te molesta tanto como a mí.

Una puerta rustica remplaza a la de mármol.

- Me gusta tu respuesta- responde el ser alegre- ahora es momento de saldar cuentas, con este nuevo cuerpo nada me va a detener.

La puerta lo lleva directamente a lugar donde se encuentra el cuerpo de Augusto, a unos cuantos metros el ser observa a Augusto que está sentado sobre uno de los del otro mundo preguntándoles algo. Dicho ser piensa que Augusto no se ha percatado de su gloriosa presencia, pero era todo lo contrario. Empezando por… no era Augusto quien tenía control de su cuerpo en dicho instante, era "Eso" cumpliendo su parte del trato con el humano algo que dicho ser no esperaría nunca.

Y si el Augusto de ese mundo le dio una paliza cuando estaba dentro de su primer elegido, lo que le iba hacer "Eso" haría que todo pareciese una fiesta.