Estaba sentado en la silla de Hades, mientras el dios esquelético estaba atado con mis cadenas, maldiciendo a diestra y siniestra.
Sin importarme lo que salía de su huesuda boca, empezé a leer los documentos que tenía en su escritorio. Dichos escritos mostraban los planes que tenía para tomar el poder del Olimpo.
—Así que el nuevo rey del Olimpo, Hades.—Terminé de leer los papeles que estaban en el escritorio del viejo dios y procedí a mirarlo.
—Sabes, fue algo ingenioso, trabajar desde las sombras, el unirte a la Chaos Brigade sin que nadie de tu facción se enterase y aliarte con más dioses que están en contra de sus panteones.
El viejo esqueleto levanto la cabeza, sus penetrantes ojos de color azul brillaban de ira y ansia de venganza.
—Pero, lamentablemente las cosas cambiaron desde el momento que llegué a este mundo. Así que estoy feliz de tener otro títere en mis manos Hades.
Me levanté del escritorio y camine lentamente hacia el dios apresado, quien me trataba de asustar con su mirada.
—No sabes en lo que estás metiendo chico, cuando me sueltes, te sacaré el alma y disfrutaré escuchar tus gritos de dolor.
—Eso no será posible mi estimado Hades, porque soy yo...el que disfrutará ver tu impotencia.....[Marioneta del Vacío].
Las cuerdas moradas salieron de mis dedos y entraron en el huesudo cuerpo de Hades quien de inmediato perdió el brillo en sus ojos.
Después de eso, le dí las nuevas órdenes a mi nueva marioneta, quien fue amable de dejarme quedar en su castillo.
Al terminar de <
Allí había una gran cúpula y al entrar en esta había luz, había vida y sobre todo el ambiente era muy cálido a diferencia del exterior.
Caminando por este hermoso jardín llegué a la zona central, dónde en una hermosa fuente se hallaba sentada una mujer muy hermosa.
Dicha mujer tenía el pelo largo color vino, ojos hermosos de color verde y llevaba puesto un vestido blanco de cuerpo entero.
La mujer sintió mi presencia y giró a mirarme haciendo contacto visual conmigo.—¿Quién eres chico, cómo llegaste aquí?—La melodiosa voz de la mujer se escuchó por toda el área del jardín.
—He venido por tí, diosa Perséphone, hija de Démeter. Tu madre me ha enviado a traerte de regreso al Olimpo.—Respondí de forma seria mejor entras me acercaba a ella sin perder el contacto visual.
—¿Mi madre?...—Perséphone se sorprendió pero a los pocos segundos rompió el contacto visual y puso una expresión triste.—Lo siento pero yo....no puedo regresar.
—¿Por qué sería eso?.
—Porque yo estoy atada a este lugar, no por más que quiera regresar con ella, simplemente no puedo.—La diosa negó con la cabeza y luego giró a mirar su reflejo en la fuente.
—System hay alguna forma de romper el vínculo que la tiene atada aquí, al Infierno—Pregunte mentalmente a mi confiable sistema.
[Si la hay anfitrión, simplemente ponga su mano en la espalda de la diosa e inyecte su energía del vacío en él. Al hacerlo podrá ver las líneas origen, busque la que la que la ata al Infierno y rómpala].
Giré a ver a Perséphone, era momento de romper el vínculo que tenía con el Infierno al comer la fruta de esta tierra.
—Hay una forma de romper tu vínculo con el Infierno, pero necesito que confíes en mí.—Persephone giró abruptamente y me miró con una expresión incrédula.
—Déjame tocar tu espalda y te aseguro, que podrás estar con tu madre de nuevo.
—¿E-En serio?.—Podia ver la sorpresa en su hablar, pero también podía ver la emoción nacer en su mirada.
Cuando ella me vio asentir de inmediato me dió la espalda. Hize lo que System me dijo y al inyectar mi energía, pude ver innumerables hilos de distintos colores.
Pero había uno que resaltaba de los demás, este era de color negro y tenía un aura de muerte que recorría toda su longitud.
Sin dudar un segundo centre mi poder en ese hilo y lo rompí. Con el hilo ya roto retire el poder que había inyectado y procedí a separarme de la diosa.
—N-No....puede ser.....al fin. D-De verdad....soy libre.—Perséphone giró a verme y pude ver cómo las lágrimas salían de sus ojos, así que como buen chico, la abracé y use mi aura para calmarla.
—G-Gracias, ya me encuentro mejor. ¿P-Puedo saber tu nombre?.—Pregunto la diosa mientras se secaba las lágrimas que bajaban por su rostro.
—Soy Orión Lucifer, es un placer conocerla.—Respondí con una sonrisa generando un pequeño rubor en la diosa. Pero su eso no duró mucho ya que se exaltó de un momento a otro.
—!Oh no!, mi esposo, Hades. Él sabrá de esto, hay que irnos ahora sí no él....
—No se preocupe por él, ya me encargue de Hades, de hecho, me encargue de él y de sus dos hermanos.
Mis palabras dejaron con la boca abierta a Perséphone, quien me pidió que repitiera la que acababa de decir.
Al hacerlo, ella soltó un enorme grito y puso una expresión facial muy graciosa, bueno es normal. Considerando que tan fuertes (para ellas) son los tres hermanos.
—!¿Mi señora Perséphone que fue ese grito?!.—El grito de la diosa fue escuchado por dos presencias que se acercaban rápidamente al lugar.
Al girar, pude ver a las dos personas que estaban frente a Hades cuando entre en su mansión, Orcus y su hija Bennia.
—!¿Quién eres, que le hiciste a mi señora?!.—El padre de Bennia levantó su hoz y se puso en posición de ataque.
—Cálmate Orcus, el no me hizo nada malo, al contrario, está aquí para ayudarme.—Perséphone intercedió antes que Orcus y Bennia me atacaran.
—¿En serio?.—Pregunto la parca de clase suprema, recibiendo un asentimiento por mi parte y por parte de Perséphone.
—Disculpa mi actitud chico, al escuchar el grito de mi señora vinimos lo más rápido posible pensando que algo malo le había pasado.
—No tiene que disculparse, pero creo que tiene que enviar un mensajero a Azazel para evitar que Plutón consiga el Samael.—La expresión de Orcus y Bennia se torno en una incrédula al escuchar mis palabras.
—¿C-Como sabes eso?.—Preguntó Orcus.—Se puede decir que los escuché, también ví con mi Haces los trato a los dos.
Respondí mientras me acercaba a un árbol y tomaba una manzana que crecía en este para luego darle un mordisco.
—Puedo ver que a diferencia de la parca que se hallaba a su lado derecho, tú tienes un aura noble. Por eso quiero que tú seas el nuevo líder del Infierno y del Olimpo.
Otra vez la diosa y las dos patas se sorprendieron ante mis palabras. Ser líder del Olimpo, si suena a algo muy loco para alguien que no es un dios.
—¿Q-Qué clase de broma es está chico será mejor que.....—Interrumpí a Orcus ya que hice aparecer tres pantallas en las cuales mostraban el estado de los tres hermanos.
Perséphone y Bennia sintieron ganas de vomitar, mientras que Orcus abrió aún más los ojos y empezó a temblar.
—Ese es el estado de aquellos que antes los regían, dos están condenados a ser utilizados como animales de Cris por la eternidad. Mientras que el otro es mi marioneta, sin opción a libertad.
Hice desparecer las pantallas y miré fijamente a Orcus quien al sentir mi mirada empezó a temblar aún más.
—¿T-Tú....fuiste el responsable.....de eso?—Pregunto mientras el miedo era visible en él.—Asi es, después de todo a uno le gustaba violar mujeres y a otro romperlas, así que cuando intentaron tocar a mis mujeres les hice pagar.—Respondí con total normalidad mientras me encogía de hombros.
—¿T-Tus mujeres?—Esta vez fue la hija de Orcus, Bennia quien hablo mientras se sonreía el estómago.—Asi es, Hera y Afrodita y Anfitrite son mis mujeres.
Otra vez las tres personas se sorprendieron ante mis palabras, supongo que sigue siendo bomba tras bomba para ellos.
—Fue después de encargarme de Zeus que tú madre me envió a buscarte.—Hable mirando a Perséphone quien empezó a salir de su sorpresa.
—Es por eso que quiero que seas el nuevo líder del Olimpo, parca de clase suprema, Orcus. Quiero que el Olimpo deje de ser un lugar tan desagradable y sé que contigo al mando será un lugar mejor.
—D-Déjame pensarlo, es una tarea muy importante—.Respndió Orcus mientras soltaba un suspiro cansado, supongo que fue mucha información para ellos.
—Esta bien, pero puedo saber tu nombre, hemos hablado de esto pero no siquiera nos hermosa presentado.
—Cierto, cierto. Mi nombre es Orcus, líder del clan Orcus y ella es mi hija, Bennia Orcus—.Orcus señaló a la Grim Reaper que saludo de forma algo tímida.
—Ya veo, yo ya me presenté a Perséphone pero lo haré de nuevo.—Cuando terminé de decir eso estiré mis alas sorprendiendo a todos en el jardín de Perséphone.—Soy Orión Lucifer, un Dios Demonio.
Con mi presentación terminada, se abrió el telón de mí aventura en el Infierno, dónde sin saberlo descubriría a seres mucho más antiguos que los dioses y las furias mismos.