Mi familia siempre tuvo mala fama… Todo empezó hace más de diez mil años, cuando mi tatara, tatara, tatara, tatara, tatara, tatara, tatara abuelo comenzó a matar a humanos, elfos y vampiros por igual, usaba dagas para cortar sus gargantas y beber su sangre de ahí… Por eso lo llamaron "Dagger, el degollador."
Pronto su descendencia comenzó a hacer cosas horribles, violaciones en masa, genocidios, terrorismo… así continuó hasta la aparición de mi padre, Zak Dagger quien robó el trono de la verdadera familia real y tuvo descendencia con la reina… Karina Dagger nació de esa violación.
Ya saben la historia con Karina, una ninfómana, asesina, "justiciera", etcétera… Pero luego nací yo… la mayor decepción de los Dagger. ¿Qué era? Un don nadie… No tenía instintos asesinos, no tenía urgencias sexuales comparables a los íncubos, no tenía una visión revolucionaria… Y cuando me ordenaron matar a una niña humana… me negué. Me exiliaron y tuve que esconderme de todo… No tenía dinero así que no podía comprar vitaminas… Tuve que cazar animales.
Pasé así varios años y obtuve un perro, yo amaba a ese animal, me hacía compañía, me daba amor incondicional, yo lo alimentaba con lo que podía, desde carne hasta cualquier pedazo de comida que viera. Entonces llegué al sur, al territorio elfo. Me hice pasar por un encapuchado y así, junto a Rex, continuamos nuestro camino.
Conocí a un elfo quien me salvó de unos orcos, solo a él le dije mi identidad… Me gané su confianza y él la mía, nos volvimos grandes amigos… Entonces… El rey dio una compensación monetaria a cualquiera que entregue a un humano, bárbaro o elfo…
Phil llegó a nuestra casa, yo estaba con Rex y unos guardias arremetieron e intentaron atacarme… Rex les ladró y cuando uno de los guardias me ensartó su lanza en el estómago… él mordió al guardia y, junto a su compañero, lo mataron… Lo… lo golpearon una y otra, y otra vez… Sus chillidos… sus gritos…
Finalmente me dejaron en la celda, nunca dije mi nombre y simplemente me quedé sentado en la celda…
Pasé cuarenta años así hasta que una chica, la princesa, entró a la celda, ella era dulce y me trataba bien… ella llegaba, me daba comida y me contaba historias. Un día trajo a sus dos hermanas mayores, todas eran muy hermosas, usé mis habilidades seductivas para tener sexo con las tres… ellas me liberaron para ello…
Tras que ellas quedaron agotadas, las miré e hice que ese maldito rey sintiera lo mismo que yo, perdí todo lo que tenía y me encargaría que también lo hiciera. Me acerqué a las princesas, dormían muy pacíficamente, fui por la mayor, usé mis propias manos para arrancarle el corazón, su grito alertó a sus hermanas quienes intentaron huir.
Yo intervine y usé las cadenas que me sostenían para atarlas, fui por la de en medio y le arranqué la tráquea con mis dientes y bebí su sangre, la menor… me tomé mi tiempo con ella… Maldije mi sangre por años por ser un inútil… eso cambiaría. La violé, le corté las orejas y finalmente le arranqué la cabeza. Aproveché y escapé de ahí… nunca supieron mi nombre, no sabían como era mi rostro… el crimen perfecto.
Pasé décadas vagando, me hacía pasar por un humano y conseguí que uno me hiciera lentes de contacto especiales… Y lo maté para que no hablara.
Pasaron dos siglos desde que nací. Necesitaba dinero, así que me uní al ejército ya que daban compensación económica por completar el entrenamiento. Conocí a un chico, Joseph Kallen, un perdedor imbécil y llorón, pero muy fuerte. Me ganó en una pelea y también ganó mis respetos, poco a poco me encariñé con ese inútil y nos hicimos amigos.
Nuestro entrenamiento fue bien y en la última prueba… lo vi frente a una elfo… No iba a dejar que me quitaran otra cosa en mi vida, así que la ataqué, le corté la cabeza y tiré la misma lejos… Ojalá eso hubiera pasado… Joseph se interpuso y evitó eso…
Ahora soy amigo de un medio humano, una elfo, una súcubo y una segadora… Esto no está del todo mal, hay dos chicas lindas, un buen amigo y una gran cocinera, ¿Qué más se puede pedir?
…
…
Alister estaba empacando sus cosas, miraba un cinturón rojo y recordó como se lo puso a Rex como un collar, sonrió de forma melancólica y cerró su maleta antes de guardarla en su pulsera. Salió a los pasillos del palacio y corrió a gran velocidad hasta la sala del trono, ahí estaban Joseph, Sohee, Sabrina y Peek listos.
— ¡Al! ¡Listos! — exclamó Joseph.
— Bien, ¿Recuerdas en donde estaba? — preguntó Alister.
— Claro. Vamos de una vez.
Todos aparecieron frente a una gran casa frente al bosque, tenía dos pisos de altura, hecha de madera oscura, ventanas pequeñas y una puerta resistente. Entraron, el interior era espacioso, un comedor vacío, la cocina ya venía integrada, el piso superior tenía los cuartos, habían seis mas un baño grande.
Joseph, Sohee y Peek entraron a uno de los cuartos, Peek rápidamente dejó su mochila y miró el lugar y rápidamente se sentó en el suelo.
— ¡Quiero este! — exclamó Peek.
— ¿Sola…? — preguntó Joseph preocupado.
— ¡Sí, papi! ¡Yo fuerte! ¡Yo cuidarme sola! — exclamó flexionando sus brazos delgados. Joseph sonrió.
— Tienes razón… eres fuerte. — Alister estaba dejando sus cosas en su cuarto vacío, pensando en donde poner sus cosas, entonces Sabrina llegó.
— Alister. — dijo ella.
— ¡Sabrina! ¿Qué hay? — dijo Alister sin mirarla.
— No mucho… A excepción de una pregunta… ¿De verdad mataste a esas princesas? — preguntó en voz baja. Alister se estremeció al escuchar eso.
— ¿Quién te dijo eso? — preguntó sin voltear a verla, solo continuó mirando el cuarto de forma sombría.
— Solo responde, por favor.
— No te preocupes por eso. — dijo dando una sensación tétrica y algo tenebrosa.
— Al…
— Sabrina, ¿Aprecias tu vida? Porque si es así, te doy la oportunidad de responder, ¿Cómo sabes eso? — Sabrina sentía miedo, ella sabía que Alister es el más fuerte del equipo, incluso más que Joseph. Entonces el brazo de Alister fue cubierto por su armadura su cuchilla derecha salió. — Responde. — dijo en un tono melódico.
— Tus sueños me lo contaron. Las súcubos podemos entrar y ver los sueños de los demás.
— ¿Se puede saber por qué entraste a mis sueños sin mi consentimiento?
— Curiosidad. — respondió ella mientras su hacha se materializaba desde llamas de su mano.
— Ya veo… Olvida todo eso en este instante.
— Alister… Quiero ayudarte, has tenido ese sueño durante mucho tiempo…
— Sabrina… Mi paciencia es algo con lo que no se debe jugar. Olvida todo ahora mismo.
— Jamás.
El silencio era sepulcral, Alister volteó a ver a Sabrina, retrajo las partes de armadura que tenía y sacó de su pulsera sus sables para que sea justo. Sabrina sabía lo que pasaría, así que hizo un agujero rojo debajo de Alister y él cayó, Sabrina fue tras él. Estaban en el inframundo.
Sabrina y Alister se miraron, estaban listos para pelear, entonces Alister aceleró de la nada y apareció detrás de Sabrina quien se había cubierto con sus alas, mismas cuyas membranas fueron cortadas pese a ser muy resistentes, las membranas se regeneraron.
— Bien, que empiece el juego.
Ambos chocaron sus armas, Sabrina usaba todo su arsenal, las cuchillas en sus alas y cola, su hacha, incluso usaba sus cuernos, Alister solo usaba sus sables. Ambos batallaron por un buen tiempo, Alister tenía ventaja, pero Sabrina no se rendía, ella logró derribarlo, se puso sobre él y lo sometió con todas sus fuerzas.
— ¡Responde! ¿¡Tú mataste a esas princesas!? — preguntó Sabrina. Alister intentaba liberarse. — ¡Responde!
— Te ves muy linda cuando te pones seria. — dijo Alister con una sonrisa muy atractiva. Cosa que enfureció a Sabrina.
Ella intentó golpearlo, pero él aprovechó y detuvo el puño de Sabrina con su propia mano, entonces la empujó lejos de él. Sabrina se puso de pie y buscó a Alister, no le veía, entonces sintió algo detrás de ella, no pudo voltear cuando Alister le mordió el cuello.
Sabrina pegó un grito de dolor mientras alzaba el vuelo. Alister estaba bien sujeto, él chupaba la sangre de Sabrina y ella intentaba zafarse de su agarre, entonces ella cayó al suelo, estaba de espaldas, Alister seguía sujeto a ella. Sabrina perdía las fuerzas, entonces Alister la soltó.
— Te dije que no te preocuparas. Y que te olvidaras de ello. Ahora, hagamos algo, ¿Quieres? U olvidas todo al respecto de mi sueño, o mueres en este instante
— Y-Yo… — dijo ella muy débil.
— ¿La vida o el culo? — preguntó apretando con fuerza el cuello de Sabrina, entonces sintió un intenso dolor punzante en la ingle, era la cola de Sabrina ensartada en su punto débil, ella comenzó a clavar una y otra vez la punta de su cola en la ingle de Alister causándole un intenso dolor. Él la soltó. — E-Eso es trampa… — se desmayó. Despertó, le faltaban los brazos y piernas, Sabrina estaba sentada frente a él.
— Alister, quiero ayudarte, habla de tus problemas.
— Maldita demonio… — dijo él rendido. — ¡Está bien! ¡Lo admito! ¡Maté a esas princesas!
— ¿Por qué?
— Para que el rey supiera lo que yo sentí cuando me quitaron a mi único amigo… Mi único amigo. Sentir todo el dolor…
— ¿Comparas la vida de un perro con la de tres chicas elfos?
— ¿Por qué te explico esto? Ustedes los seres del inframundo no tienen sentimientos.
— ¿Disculpa?
— ¡Deja de actuar! ¡Sé que eres una cáscara vacía! ¡Finges emociones cuando en realidad eres solo una estatua móvil!
— A-Alister…
— ¿Me equivoco? ¡Literalmente no entiendes por lo que pasé con Rex! ¡Así que te callas en este instante! — entonces notó que Sabrina estaba llorando. — No creas que tus lágrimas de cocodrilo funcionarán. — Sabrina se dio la vuelta y comenzó a llorar.
— Los habitantes de la superficie no entienden por lo que pasamos aquí dentro… — dijo ella entre sollozos. — ¡Nos ven como seres despreciables! ¡Somos el enemigo! ¿¡Según quien!? ¿¡Las diosas!? ¡Solo queremos vivir en paz! ¿¡Es tan difícil de entender!? — Alister miró a Sabrina con pesar.
— Rex era mi único amigo… Mi camarada… Cuando murió quería vengarme… pero me desquité con tres chicas que eran amables conmigo de forma genuina… Solo… quería liberar mi ira… mi frustración… Y lo hice con las únicas que eran buenas conmigo y luego violé y maté a la que me mostró afecto primero… Supongo que el inframundo no está del todo mal para un monstruo como yo…
— T-Tú no eres un monstruo, Alister…
— Cometí un magnicidio, maté a muchas personas… Y aún tengo la audacia de ser un Guardián, alguien en que se tiene que confiar… — sus brazos y piernas ya habían crecido.
— Alister…
— Jeje… ¿Se puede confiar en un Dagger?
— ¿Se puede confiar en un Curfiel? Somos los reyes del reino de la soberbia… el reino principal de todo el inframundo… Somos la familia más poderosa del inframundo y reinamos sobre todo el inframundo… Me temen… Me aborrecen… las súcubos no me respetan… y las diosas nos dejaron aquí abajo por siempre… hasta que ustedes llegaron y me liberaron… Pero… aún hay demonios aquí… algunos son buenos… y no merecen vivir aquí…
— Lamento escuchar eso… Supongo que ambos somos monstruos de una u otra forma… — ambos rieron un poco. — Oye… lamento haber intentado matarte… tu sangre no estaba tan buena de todas formas.
— Tengo diabetes, pero es necesaria para mi supervivencia.
— Oh… Y yo anemia.
— Oh. Supongo que no somos tan diferentes.
— Jeje… sí… Oye… ¿Quisieras ir a tomar algo más tarde? ¿Un café? ¿Una cerveza?
— Me gustaría una cerveza… pero…
— Tranquila, no me interesan las súcubos… Como novias digo, porque… vamos, súcubos.
— Entiendo, yo también estoy en una relación. — ella miró a Alister y le sonrió. — Acepto, una cerveza hoy.
— Yo invito.