Ismael Bluek, líder del grupo que lo molestaba, es ahora el dueño de la compañía de su padre. — Dijo la otra voz de forma respetuosa —. Actualmente tiene como objetivo un proyecto de un parque de atracciones que generará cientos de millones.
¿Pero no era ese proyecto el que iba a llevar a cabo el gobierno? — preguntó Roberto, desconcertado.
Sí, pero el gobernador propuso comprar insumos de compañías privadas nacionales — respondió la otra voz.
Perfecto, pero quiero saber si ha cometido algún crimen — dijo Roberto, con seriedad.
Sí, está involucrado en el transporte de sustancias ilegales, en la privación de la libertad, tiene nexos gubernamentales que lo protegen y ha cometido asesinatos. — dijo la otra voz.
Perfecto, dile al gobernador que haga dos cosas antes de elegir candidatos: la primera, que lo incluya a él en la lista de posibles candidatos; y la segunda, una regla muy importante: que los tengan que investigar para pasar las preliminares y luego tú les entregas las pruebas — dijo con una sonrisa —. Luego, lo mandas a las minas a trabajar.
(Trabajar en las minas era tan peligroso que ni siquiera una persona fuerte podría aguantar un mes; por lo tanto, era una muerte segura, y el asistente lo sabía muy bien, pero no quiso cuestionar a su jefe.)
Está bien, señor — respondió antes de colgar.
—Al día siguiente—
Todo se realizó como Roberto quería. Incluyeron a Ismael Bluek, investigaron a todas las empresas (lo que incluía a la de Ismael) y el asistente entregó las pruebas que lo incriminaban, excepto que Ismael logró escapar.