En fin, hoy es el gran día, así que debo prepararme. — mencionó el chico mientras revisaba su celular.
El chico se preparó y salió de su casa; mientras caminaba hacia el paradero, vio que, por algún motivo, todo el mundo hablaba sobre el asesinato. Él intentó ignorarlos.
{¿Por qué les importa a todos, si no era una buena persona como creen?} — pensó disgustado el chico.
De alguna manera, mientras iba en el autobús, este se estancó debido a una protesta que exigía el castigo al culpable de la muerte del "Salvador", el señor C.
{Le llaman Salvador solo porque hizo unas cuantas cosas buenas, pero comparado con todo lo malo que hizo, sus buenas acciones solo son para limpiar su alma} —pensó el chico, esbozando una sonrisa.
Bien, parece que esto no va a ir a ningún lado — mencionó el chofer mientras abría las puertas para que salieran aquellos que tenían prisa.
Maldición, voy a llegar tarde — exclamó el chico, bajando apresurado mientras miraba su reloj.
Parece que la única forma de llegar es a través de la multitud. — El chico se preparó para correr.
Mientras corría, empujaba a quienes se le atravesaban; no le importaba nada, solo quería llegar a su destino. Después de un rato, finalmente llegó a las puertas de un hospital, lo que le permitió calmarse un poco.
Solo diez minutos, casi no llegaba a tiempo. — Después de decir esto, entró.
El chico caminó por el hospital hasta llegar a la habitación de un paciente en el área de pediatría. Nervioso, entró y encontró a una adolescente acostada en la cama, con una enfermera al costado izquierdo.
¡Hermano, viniste! — gritó entusiasmada la jóven.
Por supuesto, te dije que iba a estar contigo el día de tu operación — respondió él mientras se acercaba.
Él y su hermana hablaron sobre las "heroicas" aventuras que había tenido, mientras el chico le daba ánimos. Todo iba bien hasta que llegó la hora de la operación y vinieron a llevársela.
Hermano, todavía no me quiero ir, no me terminaste de contar la historia de ayer —dijo mientras se aferraba a la mano de él.
Tranquila, todo va a estar bien. Cuando vuelvas, te terminaré de contar la historia, ¿sí? — le aseguró el chico.
Está bien, pero me la cuentas — dijo la jóven mientras la llevaban.
Sí, cuando vuelvas. «Pero vuelve, por favor» — susurró con tristeza.
—30 minutos después—
El chico esperaba con mucha angustia, pero se esforzaba por mantener una actitud positiva, pensando que todo estaba saliendo bien. Cuando las puertas se abrieron y salió el doctor, su corazón se detuvo.
Doctor, mi hermanita ya está bien, ¿verdad? — le preguntó.
Joven, lo siento, pero la operación se complicó demasiado y su hermana ha fallecido — le respondió el doctor.
¿¡Qué!? ¡Está bromeando! ¡¿verdad?! No, no puede ser. ¡¡No!! — en su desesperación, el chico golpeaba la pared con todas sus fuerzas mientras lloraba.
«Primero mis padres y ahora mi hermana, todo por culpa de él. ¡Te odio, señor M!» —susurró con rabia antes de salir.
Después de salir, tomó la misma ruta que había seguido por la mañana y descubrió que, cerca del ayuntamiento, continuaba la misma protesta de antes.
Si son capaces de apoyar a alguien que es igual al señor M, entonces son iguales. —dijo mientras se ponía una máscara, guantes y sacaba un arma.
Aquel día, él provocó "El Día Negro" porque murieron más de diez mil personas y el culpable del atentado nunca fue atrapado.