Cuando sucedió el disparo, todos en la sala se asustaron, ya que fue muy repentino. Sin embargo, al voltear a ver a Roberto, su sorpresa aumentó.
¿Señor, está bien? — preguntó Jess con preocupación, aunque también estaba sorprendida mientras lo observaba.
Roberto había esquivado la bala a tiempo, por lo que se encontraba intacto. Samuel, que ya podía verlo con más claridad tras hacer un agujero en el vidrio que los separaba, lo miró con asombro.
¿Cómo es posible? — Samuel estaba desconcertado.
Eres tan predecible como tu primo. Sabía que si te hacía enojar harías algo como esto — se burló Roberto mientras se ponía de pie.
¿Ya sabías de mi parentesco con el gerente del casino? — preguntó Samuel mientras le apuntaba.
Sí, también sé que el gobernador es tu tío —respondió Roberto con una sonrisa.
¿Y si sabes todo eso, por qué no tienes miedo? — Samuel le preguntó, tirando la escopeta al suelo.
¿Por qué iba a temerle a un ser inferior a mí? — Roberto se rió burlonamente.
¡¿Qué dijiste?! — gritó Samuel mientras preparaba su katana.
Roberto le sonrió y dijo:
— Adelante, veamos qué tienes.
¡¡Vas a ver!! — Samuel estaba lleno de furia y, avanzando con su katana en mano, rompió la pared de cristal con su cuerpo.
Samuel intentó cortar el brazo de Roberto, pero este lo esquivó. Luego trató de cortarle la pierna, pero Roberto volvió a esquivarlo saltando. Cada ataque fue eludido por él.
¡¡No te muevas mucho, cucaracha!! —Samuel gritó, enojado y agotado.
Está bien — respondió Roberto con tranquilidad.
Arghh, ¡sigues burlándote de mí! Veamos si te burlas de esto — gritó Samuel, preparándose para su ataque más fuerte.
Su plan consistía en distraer al oponente haciéndole creer que lo atacaría por un lado, para luego, al esquivarlo, golpearlo con una patada y cortarlo a la mitad. Pero...
Roberto esquivó el ataque, agarró la pierna de Samuel y el filo de su katana, aplastándola con tal fuerza que la rompió. Luego lo lanzó hacia atrás; como el vidrio que los separaba estaba roto, voló hacia la pared de la otra sala.
¿C…Cómo es p…posible? — Samuel estaba muy confundido.
¿Acaso no sabes quién soy? — le dijo Roberto con seriedad mientras se acercaba.
No, solo sé que eres un infeliz tramposo que le robó a mi primo — Samuel intentó ocultar su miedo.
Soy el General del Sur — Roberto le susurró al oído mientras estaba en cuclillas y, a continuación, lo miró fijamente a los ojos.
Cuando Samuel se enteró de la identidad de Roberto, todo rastro de valentía que tenía desapareció en un instante.
¡¡Lo siento, señor!! — gritó asustado Samuel.
Dulces sueños — Roberto empleó su voz más grave.
Luego lo golpeó contra la pared con un poco de fuerza. Una vez que Samuel quedó inconsciente, Roberto se levantó.
¿Alguien más quiere enfrentarse a mí? —preguntó Roberto, mirando a todos los guardias con una sonrisa.
Ninguno de los hombres de Samuel se atrevía a hacerlo, ya que Roberto ya había derrotado a su jefe y Samuel era el más fuerte de todos ellos. Así que, ni estando juntos, podrían hacer frente a Roberto; no tuvieron otra opción más que agachar la cabeza.
Bien, muy bien, eligieron la mejor opción —les dijo Roberto burlonamente mientras caminaba de vuelta hacia su sala.
Una vez allí, cobró la apuesta, que ascendía a 320 mil millones, sumando un total de 380 mil millones al incluir la apuesta de Samuel y otros que habían confiado en el relámpago.
Después de cobrar, se despidió de Jess, pero le dejó una propina de cien millones antes de marcharse.
...
— En el estacionamiento —
Señor, una pregunta — Carlos le abrió la puerta del Uber a Roberto.
Sí, dime — le otorgó permiso.
¿No está preocupado de que haya represalias por lo que hizo? Recuerde que el gobernador es el tío de Samuel — preguntó Carlos con temor.
¿Qué puede hacer él contra mí? Si intenta algo, sería lo peor que podría hacer —Roberto hablaba con orgullo.
Si usted lo dice — Carlos se resignó al ver la mirada orgullosa de Roberto.