Jorge: ¿Con qué, señor?
[Alguien se atrevió a incendiar "Green Park". Quiero que lo encuentres y te encargues de él.]
Jorge: Sí, señor. ¿Le doy una lección o que sea una advertencia para los demás?
[La segunda opción está bien. Te lo encargo, hijo. Adiós.]
Jorge: Confíe en mí, señor, no lo decepcionaré. Colgó con una sonrisa orgullosa.
Jorge terminó de entrenar y se dispuso a continuar con el plan. Se dirigió a la oficina de Green Corporation, especializada en medicina a base de "hierbas" suministradas por la locación que había sido incendiada anteriormente.
Buenas tardes, Jorge. ¿Cómo te ha ido? —preguntó un guardia del edificio.
Bien. ¿Está aquí el señor M? — preguntó Jorge.
No, el señor no ha venido, joven —respondió el guardia.
Debe estar ocupado — mencionó Jorge mientras entraba al edificio.
Jorge llegó hasta la oficina del presidente de la empresa y buscó unos documentos que permitían a la compañía exportar su "medicina" fuera del país. Los hizo cenizas para luego salir como si nada.
Adiós. — dijo Jorge al guardia mientras salía.
Adiós, joven. Cuídese — se despidió respetuosamente el guardia.
—Actualidad—
Señores, hagan caso y arrodíllense. — dijo "Pantera Negra".
¿Puedes con él, Carlos? — preguntó Roberto.
Sí, señor. — respondió Carlos, lanzándose a atacar a "Pantera Negra".
Carlos lanzó rápidas patadas, altas y bajas, seguidas de una ráfaga de puñetazos en todas direcciones, pero Pantera solo se dedicaba a esquivar. Cuando Carlos ejecutó una patada voladora, Jorge lo derribó con un puñetazo en el abdomen que lo noqueó. Roberto, estaba sorprendido, de que alguien haya vencido a Carlos.
¡Vaya!, parece que eres bastante fuerte —mencionó Roberto, asombrado, mientras se acercaba a Pantera.
Cuando estuvieron de frente, Roberto le ofreció una competencia de fuerza, la cual Pantera aceptó. Consistía en empujar el brazo del otro hacia atrás. Aunque Pantera usó toda su fuerza, no pudo mover ni un centímetro el brazo de Roberto.
Ya puedes empezar. — dijo Roberto, bostezando.
De repente, el brazo de Roberto empujó el de Pantera hasta atrás sin esfuerzo. Aprovechando la distracción de Pantera, Roberto le dio un rodillazo en la cabeza que lo noqueó.
Bien, estamos solos, Julio. ¿Tienes unas últimas palabras? — preguntó Roberto con una sonrisa maliciosa.
Si me matas, te convertirás en enemigo público de todo el Norte; soy muy importante — respondió Julio, retrocediendo lentamente.
Jajaja, no lo creo. Parece que no te has enterado de la noticia. — dijo Roberto.
¿Cuál…cuál noticia? — preguntó Julio, temiendo por su vida.
El gobernador quiere tu cabeza. —respondió Roberto, manteniendo su sonrisa.
¡¿Qué?! ¡No pue…! — Julio no pudo terminar de hablar porque Roberto le rompió el cuello, matándolo al instante.
Bueno, Carlos, vámonos. ¡Ah, es cierto! —Roberto se dio la vuelta y miró perezosamente a Carlos al verlo tirado.
Luego lo cargó en su espalda y salió.