Prólogo: El inicio de una cierta emoción humana — Dark_Princess.

Volumen 8: La Revelación de Kotori.

Prólogo: El inicio de una cierta emoción humana — Dark_Princess.

17 de julio, 03:47 P.M.

Todo había ido bien hasta que ocurrió aquel hecho.

Desde que despertó en este mundo, comprendió una verdad absoluta: "Los débiles son prescindibles". Matar nunca fue un problema. Si algo la molestaba, lo eliminaba. Si algo estorbaba, lo destruía. No había espacio para la compasión ni la duda.

Pero ese humano...

Aquel chico de preparatoria lo cambió todo.

A pesar de tener solo 15 años, Kamijou Touma poseía una habilidad única: Imagine Breaker, un poder en su mano derecha capaz de anular cualquier fenómeno sobrenatural, ya fuera magia o habilidades esper. Con esa habilidad, la derrotó y exigió que no destruyera el mundo.

¿Destruir el mundo? Esa decisión le era irrelevante, pero lo que no podía tolerar era que tales palabras provinieran de un simple humano. Sin embargo, tras ser vencida, aceptó el resultado y decidió convivir temporalmente con él, observándolo.

Según lo que había escuchado, su apariencia era casi idéntica a la de una chica de cabello púrpura llamada "Tohka", quien, tres meses atrás, había reconocido ser un "Espíritu" con el código "Princess" antes de ser asesinada por la AST. Desde el instante en que sintió que algo dentro de ella no le pertenecía, comenzó a percibir el mundo como una espectadora atrapada en un cuerpo ajeno.

Con tan poca información, ni siquiera se cuestionó si aquel chico era un enemigo y lo atacó con una intención asesina.

Sin embargo...

Tras su derrota, algo dentro de ella despertó. Sintió el impulso de escucharle una vez más, de entenderlo. Y sin mayor reparo, aceptó el nombre de "Tohka", aun sabiendo que no era suyo.

Ahora, con sus ojos púrpura oscuro mirando en el suelo, vio el cuerpo de Kamijou Touma y, junto a él, a una chica de cabello blanco plateado, vestida con piezas metálicas.

(Esa chica...)

—Oye, levántate.

La voz de una princesa oscura resonó fría e inexpresiva. Pateó el cuerpo inerte de Kamijou y avanzó un poco.

—Tohka, espera.

La advertencia de Shido quedó suspendida en el aire cuando la verdad se hizo evidente: la sangre de Kamijou teñía el suelo.

A unos metros, el arma yacía en el suelo. Aquella chica de cabello blanco plateado había sido la atacante.

(Tú...)

Un destello de furia cruzó su mirada. Instintivamente, quiso matarla.

Pero entonces, su atención volvió al humano moribundo.

El sonido entrecortado de su respiración, la fragilidad de su cuerpo... Algo dentro de ella le gritaba que era natural. Que los débiles mueren. Que no debía sentir nada.

Pero no pudo mostrar indiferencia.

Eso la enfureció.

Si él no hubiera aparecido en su vida, si no hubiera insistido en entenderla, si no la hubiera mirado de aquella forma... no estaría dudando ahora.

—Esto es estúpido de mi parte.

Una sonrisa forzada cruzó su rostro.

—No puedo creer que bajara la guardia y fuera derrotado por ti.

—Tohka...

La voz de Itsuka Shido la llamó, pero un viento violento irrumpió entre ellos, obligándolo a retroceder.

(¿Por qué... me molesta esto?)

Ella era un Espíritu nacido de un cristal sefirá invertido. No comprendía ni le interesaban las emociones humanas; las veía como una debilidad. Su única verdad era el caos y la destrucción. El combate era su entretenimiento.

Y sin embargo...

—No tiene sentido.

Sus palabras apenas fueron un susurro.

Cerró los ojos, pero en lugar de vacío, encontró fragmentos de recuerdos ajenos. Fragmentos de una vida donde Kamijou Touma había estado a su lado.

—No soy esa chica...

Un nombre. Una sonrisa. Un gesto.

Todo la empujaba hacia una verdad que no quería aceptar.

Apretó los puños, como si quisiera destruir esa sensación.

—Es solo un humano. Frágil. Insignificante.

—Tohka...

—¡Silencio!

Su grito rasgó el aire mientras sacudía la cabeza, intentando alejar aquellas imágenes.

Volvió la vista al chico de cabello negro desordenado.

Su pecho subía y bajaba con dificultad. Su rostro, pálido. Sus manos, inmóviles, parecían aferrarse a algo invisible. En lugar de desprecio, sintió una punzada en el pecho.

(No debería... preocuparme.)

Sus pensamientos eran vacilantes, como si intentara convencerse de su propia indiferencia.

(No sé qué hacer con esto.)

Respiró hondo y se arrodilló junto a él. Con movimientos inseguros, alargó la mano hacia su rostro, pero se detuvo a centímetros de tocarlo.

Por un instante, su máscara de dureza se resquebrajó.

—Imposible, yo no puedo...

Esta vez, no había frialdad en sus palabras.

Sabía que la vida de un humano era efímera en comparación con la existencia inmortal de un Espíritu. No tenía sentido quedarse allí.

Y, sin embargo, sus piernas no respondieron.

En cambio, se inclinó más, rozando finalmente su frente con los dedos.

Era cálido.

Esa simple sensación desató una tormenta dentro de ella.

Todo lo que había negado hasta ahora se volvió innegable.

—Tonto humano... Has hecho que este monstruo quiera proteger algo.

Lo levantó con cuidado.

El peso de su cuerpo herido era nada comparado con el peso de sus propios pensamientos.

Por primera vez, experimentaba una emoción humana.

(No voy a dejar que mueras.)

En ese momento, comenzó a comprender las palabras de ese chico.

"..."

En ese momento, las magas de la AST aparecieron en el cielo.